El canon de belleza occidental, un riesgo para la salud de las mujeres

El "deseo de ser blanca" las lleva a usar cremas blanqueantes o alisadores de pelo con sustancias peligrosas.

Muchos ingredientes empleados en cosmética se utilizan en la industria farmacéutica, alimentaria o en detergentes.
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La belleza cuesta. Para todas las mujeres supone un plus de dinero y esfuerzo pero a las mujeres no occidentales que pretendan seguir el modelo occidental, además les cuesta la salud. El "deseo de ser blanca" lleva a las mujeres de otras etnias, y sobre todo a las de raza negra, a utilizar productos cosméticos que llegan a comprometer su vida.

"La presión por cumplir con los estándares occidentales de belleza significa que las mujeres negras, latinas y asiáticas usan más productos de belleza y, por lo tanto, están expuestas a niveles más altos de productos químicos que son dañinos para la salud", ha subrayado Ami R. Zota, profesora de Salud Ambiental y Ocupacional de la Universidad George Washington y autora del estudio que recoge la agencia Sinc.

Muchos de los productos que utilizan para aclararse la piel o alisarse el cabello contienen sustancias que adelantan la pubertad, alteran el sistema endocrino, y producen desde daños renales hasta cánceres de útero.

Existen productos para aclarar la tez que aunque legalmente estén prohibidos en muchos lugares se adquieren fácilmente en internet y contienen mercurio. Esta sustancia, que solía emplearse en cremas y jabones, inhibe la melanina y da un tono más claro a la piel pero también provoca erupciones cutáneas, disminuye la resistencia a infecciones bacterianas o de hongos y daña los riñones.

Esclavitud

Además de estas cremas, el otro producto estrella para occidentalizar la belleza son los alisadores de pelo y las mayores perjudicadas por esta moda son las mujeres negras. El pelo afro "no se lleva" y lucir una melena lisa es el objetivo de millones de féminas de todo el mundo, tengan o no facilidad para ello. Tanto en Estados Unidos como en otros países se emplea el término 'good hair' (buen pelo) para calificar el cabello que no necesita ser alisado. Más allá de lo racista del término, lo cierto es que condiciona a toda una raza hacia un modelo de belleza concreto.

"La evaluación del cabello de las mujeres negras se remonta a la esclavitud. Es un identificador racial solo superado por el color de la piel", ha indicado a Sinc Cynthia Robinson, directora del departamento de Estudios Negros de la Universidad de Nebraska Omaha, en Estados Unidos.

De hecho, son las mujeres afroamericanas las que consumen este tipo de productos en una mayor proporción. Alrededor del 50 por ciento han admitido utilizar alisadores frente a un 8 por ciento de blancas.

La investigadora ha analizado los testimonios de 38 mujeres negras de entre 19 y 81 años, y ha concluido que la conexión entre el cabello y la belleza se relaciona con la etnia y el género, lo que perjudica claramente a las mujeres negras con cabellos rizados.

"El cabello está ligado más directamente a la belleza de las mujeres. Los hombres pueden llevar la cabeza calva, sobre todo los varones negros, y aun así ser considerados atractivos. No ocurre lo mismo con las mujeres", compara Robinson.

En una encuesta efectuada por el instituto Perception se concluyó que casi la mitad de las mujeres afroamericanas encuestadas dijo llevar el pelo liso. Asimismo, una de cada cinco admitió sentir presión social para alisar su cabello cuando acudía a su puesto de trabajo. En este sentido, el 29 por ciento de las mujeres negras afirmó sentir mucha ansiedad en relación al pelo, frente al 16 por ciento de las mujeres blancas.

Como sucede con los productos que aclaran la piel, los que alisan el pelo también suelen llevar sustancias dañinas para la salud que pueden ocasionar eccemas alérgicos, pubertad prematura en niñas y alteraciones uterinas, incluidos los tumores en el útero. Además de las sustancias químicas estrogénicas, también entran en juego los disruptores endocrinos que interfieren en la producción de hormonas y en el metabolismo.

La exprimera dama, Michelle Obama que siempre aparecía con su cabello liso, causó furor en las redes sociales cuando salió publicada una foto suya en un ambiente relajado y con su cabello natural: rizado.

Modelos como Diandra Forrest, afroamericana albina que ha protagonizado una campaña de la compañía de cosméticos 'Wetn Wild', están ayudando a derribar los patrones de belleza tradicionales. También Winnie Harlow, imagen de Diesel y Desigual, que sufre vitíligo, una enfermedad que implica pérdida de color de la piel en algunas zonas. Ambas están mostrando en las pasarelas que no importa el tono de piel ni el tipo de pelo.

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