"Tenemos suerte de que los aragoneses sean tan generosos porque la donación salva vidas"

El doctor Agustín García Gil, cirujano que lidera el equipo quirúrgico de la Unidad de Trasplante Hepático del Hospital Clínico de Zaragoza, valora positivamente el récord en donación de órganos que alcanza Aragón, con mínimos históricos en la negativa familiar.

Imagen de uno de los trasplantes hepáticos llevados a cabo en el Clínico.
Imagen de uno de los trasplantes hepáticos llevados a cabo en el Clínico.
DGA

A cierre de 2017 Aragón ha alcanzado cifras récord en donación de órganos y mínimos históricos en la negativa familiar, una noticia que lleva al optimismo y que no se habría conseguido sin la solidaridad ciudadana y la labor de un gran equipo multidisciplinar en el que interviene personal de todo el centro hospitalario a todos los niveles. Así resume esta labor el doctor Agustín García Gil, cirujano que lidera la Unidad de Trasplante Hepático en el Hospital Clínico de Zaragoza, referente en Aragón en trasplante hepático.

En la actualidad, comenta este especialista, "el trasplante ha dejado de ser algo excepcional y está en el arsenal terapéutico habitual en servicios y unidades de nivel" como la que él dirige. "El trasplante de órganos -puntualiza- fue uno de los grandes adelantos y acontecimientos dentro de la cirugía del siglo XX, sobre todo a partir de los años 80 y 90, y en el caso del trasplante de hígado está teniendo unos resultados muy buenos convirtiéndose en unidades como la nuestra en un procedimiento casi de rutina, a pesar de ser muy complejo. Nosotros con frecuencia estamos haciendo trasplante hepático por la noche y el hospital lleva su curso al día siguiente, con quirófanos que siguen su marcha, consultas diarias, etc.", relata este especialista.

En el año 2017, el Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza realizó 31 trasplantes hepáticos, lo que supone una tasa de 24 trasplantes por millón de población, y durante el anterior ejercicio se alcanzó la cifra de 600 trasplantes hepáticos. El doctor García Gil valora positivamente estas cifras y destaca en particular la colaboración de las familias. "Tenemos suerte de que los aragoneses sean tan generosos porque es una cuestión que salva vidas. Las familias son realmente altruistas, pues las negativas familiares a la donación de cadáveres en Aragón son muy pocas. La población está muy concienciada y observamos que a veces los propios familiares proponen la donación y se adelantan al fallecido que está en la Unidad Cuidados Intensivos (UCI). Hay mucha generosidad", subraya este especialista.

Los datos de supervivencia invitan también al optimismo, pues los expertos informan de que en la actualidad hay pacientes que han sido trasplantados tras su jubilación y que fallecen pasados los años a causa de la edad, y no de la operación. "Los resultados son bastante espectaculares. En este ámbito hay complicaciones como en todo tipo de actividad médica, pero qué duda cabe que los resultados son muy buenos. La supervivencia al año del trasplante está rondando el 90%; y a los cinco años es de entre un 70 y un 75%. Hay que tener en cuenta que si a esas personas no se les trasplantara, a los cinco años no viviría ninguno y, sin embargo, con el trasplante de órganos de cada 100 están viviendo 75 enfermos", concluye este especialista.

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