La vacunación y la atención psicológica, retos con los niños sirios, según los pediatras

Este ha sido uno de los asuntos tratados en el congreso nacional de pediatras celebrado en Zaragoza.

Europa se enfrenta al reto de acoger y atender a cientos de miles de refugiados que huyen de la guerra en sus países de origen, sobre todo de Siria, y entre los que hay miles de niños que deben de recibir una asistencia sanitaria "completa", centrada sobre todo en la vacunación y en la asistencia psicológica.


Así lo consideran los expertos que participan desde el jueves y hasta este sábado en Zaragoza en el 29 Congreso Nacional de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria, en la que se ha celebrado una mesa redonda sobre "Pediatría en circunstancias adversas".


Antes de participar en esta mesa redonda, el vicepresidente de la Confederación Europea de Pediatras de Atención Primaria (ECPCP), el alemán Gottfriedd Huss, ha explicado a Efe que en su país están muy preocupados por cómo organizar la atención a estos niños, ya que uno de cada tres refugiados que acuden a Alemania son menores y, además, muchos llegan sin acompañantes.


Los ciudadanos los reciben "con los brazos abiertos" y les proporcionan alojamiento, comida y ropa, pero es un "reto enorme" organizar su atención sanitaria, que es completa y exactamente igual a la que reciben los niños alemanes, ha dicho, sin que exista un "programa mínimo" para ellos.


La Declaración de los Derechos del Niño, recuerda este pediatra, garantiza a todos los del mundo la misma atención, incluyendo la sanidad preventiva, la vacunación y la atención de enfermedades crónicas, aunque en este caso los profesionales se enfrentan a problemas añadidos que tienen que ver, por ejemplo, con el idioma.


Ha explicado, de hecho, que en Berlín hay un campamento con 800 refugiados en el que trabajan de forma voluntaria y sin salario 400 médicos. La mayoría de los refugiados llegan con agotamiento, gripe o diarreas, pero muy pocos tienen enfermedades contagiosas y muchos de los niños, explica Huss, presentan traumas psicológicos, y el reto es "empoderarlos" y hacer que se recuperen jugando, haciendo música, teatro o excursiones.


"No los vamos a dejar en la calle como han hecho en algunos países", dice el pediatra alemán, que lamenta que haya políticos, como en Hungría, que "les dejen ahogarse y sufrir en las fronteras".


También estima que sería "bueno" que España recibiera a algunos de estos refugiados, porque aunque reconoce que es un país en crisis, siempre queda un pequeño resquicio para la ayuda en viviendas públicas, polideportivos o incluso las iglesias.


En esa mesa redonda ha participado también el presidente del grupo de Atención Primaria de la Academia Europea de Pediatría, el israelí Shimon Barak, quien ha explicado a Efe su experiencia en la absorción de refugiados procedentes de África en los últimos quince años.


Llegaban a través de la península del Sinaí, antes del estallido de la crisis siria, cuando aún no proliferaban "los mercaderes de la carne" que ahora los hacen llegar en botes por el Mediterráneo.


A pesar del mensaje de "dureza" que entonces expresó el gobierno israelí, que aseguró que no iba a proporcionar atención sanitaria a estas personas, la realidad es que sí que se da y cualquier niño inmigrante o refugiado de menos de 16 años recibe "de forma semioficial" todos los tratamientos que requiere, incluidas la vacunas, por parte de la Sociedad Israelí de Medicina y Pediatría.


En Israel sí que han detectado la presencia de patologías erradicadas por la llegada de estas personas, como lepra, tuberculosis, enfermedades tropicales e incluso malaria, por lo que los pediatras se afanan en su cura y sobre todo en su prevención, con las vacunas.


Todo está hecho de tal manera, enfatiza Barak, que los niños inmigrantes "no reciben ni un centímetro menos que lo que reciben los niños nacidos en el país", lo que supone "un orgullo".


Los pediatras israelíes se enfrentan a niños no vacunados, con malnutrición y maltratados físicamente, y a mujeres vendidas y violadas. Muchos de ellos, ha coincidido con Huss, necesitan tratamiento psicológico y psiquiátrico.


El tercer ponente es Arnoldo Grosman, director de Pediatría de la Universidad Maimónides de Buenos Aires, quien ha explicado que el principal problema en su país respecto a la atención pediátrica es la "inequidad" que genera una dramática situación de pobreza en varias zonas de Argentina.


Aunque los recursos que se destinan a la Sanidad allí son "bastante interesantes", se obtienen peores resultados que en otros países del Cono Sur debido a la falta de uniformidad en la política sanitaria y la corrupción que desvía fondos destinados a la salud para otros fines.

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