El golpe de calor es una deshidratación grave que puede causar la muerte. El cuerpo es incapaz de termorregular para adaptarse a las altas temperaturas.

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Se suda, se pierde mucha agua y sales minerales y si no se repone líquido se produce deshidratación.

Mareos, dolor de cabeza o somnolencia, son algunos de los síntomas. Hay que beber agua, también zumos ligeros o bebidas isotónicas. Nada de alcohol o estimulantes: son diuréticos.

El riesgo es alto entre quienes tienen patologías previas, ancianos, niños, o si se está tiempo al sol.

El golpe de calor es excepcional, pero ya se han cobrado dos vidas. La última, la de un octogenario en Sevilla.