Denuncian que los nuevos tratamientos para prevenir el ictus llegan al 50% de pacientes

Así lo ha denunciado este jueves el presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

Pruebas realizadas para detectar el ictus en el Hospital Clínico de Zaragoza, el pasado 29 de octubre, con motivo del Día Mundial del Ictus.
Pruebas realizadas para detectar el ictus en el Hospital Clínico de Zaragoza, el pasado 29 de octubre, con motivo del Día Mundial del Inctus
Aranzazu Navarro

Un informe alerta de que los nuevos anticoagulantes orales para prevenir el ictus están llegando solo a la mitad de los pacientes para los que están indicados, a pesar de que han demostrado ser tan eficaces como los tratamientos clásicos, pero más seguros, al reducir a la mitad el riesgo de hemorragia.


Así lo ha denunciado este jueves el presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), Ramón González-Juanatey, uno de los autores del informe, que ha explicado que el tratamiento tradicional que consigue reducir en más de un 60% el riesgo de padecer un ictus provocado por la fibrilación auricular es el sintrón que, no obstante, requiere de controles periódicos para evitar embolias o hemorragias cerebrales.


En la actualidad existen nuevos anticoagulantes orales (NACOS) tan efectivos como el sintrón "pero mucho más seguros" y que están dentro del Sistema Nacional de Salud (SNS).


González-Juanatey ha recordado que el Ministerio de Sanidad elaboró un informe en el que identificó quiénes eran los pacientes prioritarios a los que se les podría prescribir estos tratamientos y que suponían el 40% de los 800.000 pacientes que requieren tratamientos con anticoagulantes.


Estos pacientes prioritarios son aquellos que presentan un mal control documentado de sintrón.


Sin embargo, según el informe 'Adecuación de la prescripción de los nuevos anticoagulantes orales en España. Propuestas de mejora', presentado este jueves, en la actualidad solo el 17% de los pacientes están recibiendo los NACOS.


Este cardiólogo ha denunciado, asimismo, las grandes diferencias que se dan por CC. AA., ya que no todas tienen el mismo sistema para definir lo que significa un mal control del sintrón y algunas, como Madrid, tienen como requisito el haber sufrido un segundo ictus estando en tratamiento.


También la presidenta de la Sociedad Española de Farmacología Clínica, Cristina Avendaño, ha lamentado que, una vez que existe un acuerdo que identifica qué pacientes pueden recibir estos tratamientos "no puede haber barreras que establezcan nuevos frenos al uso de estos medicamentos en el SNS".


A estas barreras se ha referido la doctora Carmen Suárez, jefa de Servicio de Medicina Interna del Hospital de la Princesa de Madrid, quien ha considerado que, además de las diferencias por CC. AA., los profesionales médicos también tienen que superar distintos problemas como los ligados a la falta de conocimiento y de formación, escasez de tiempo o las trabas administrativas.


En este sentido, González-Juanatey ha subrayado que los profesionales sanitarios son los responsables directos de la situación de los enfermos y ha llamado a aumentar el uso de los NACOS porque se trata de "algo tan sensible como evitar una embolia o un sangrado".


"Ganaríamos en cantidad y calidad de vida y ahorraríamos costes al SNS", ha asegurado.


Así, el profesor de la Facultad de Terapia Ocupacional, Logopedia y Enfermería de Talavera de la Reina, Julio López Bastida, ha señalado que cada persona que padece un ictus cuesta al SNS unos 18.000 euros durante el primer año tras el accidente.


Según González-Juanatey, con los NACOS el sistema ahorraría en número de ictus, de hemorragias y se reducirían también las consecuencias que estas patologías traen asociadas.


Las enfermedades cardiovasculares suponen la primera causa de muerte natural en los países desarrollados. En España es la primera causa de muerte en mujeres y la segunda en hombres y el motivo principal de discapacidad adquirida en adultos.


Hace 30 años, la mortalidad por infarto en España se situaba en le 20% y en la actualidad es menor del 7%, y en este mismo periodo de tiempo la perspectiva de vida ha aumentado en más de 6 años, según ha subrayado González-Juanatey. 


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