La piel perdona, no olvida

La mejor manera de evitar futuros daños en la piel es protegerse de los rayos de sol y tomarlo con moderación

En la playa o en la piscina, es importante repetir la aplicación del bronceador, al menos cada dos horas.
La piel perdona, no olvida
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Con la llegada del verano los días se hacen más largos y aumenta el tiempo que pasamos al aire libre y, por lo tanto, la cantidad de horas que estamos expuestos a la radiación solar. En los últimos años, son cada vez más las personas que se han concienciado de la necesidad de usar un buen fotoprotector cuando van a la playa o la piscina, pero se relajan cuando salen a dar un paseo o a hacer una excursión, sin darse cuenta de que es en ese momento cuando el sol deja de ser un gran aliado para la salud y se convierte en un terrible enemigo. 


«Es importantísimo concienciar a la sociedad de la necesidad de la educación solar. Los niños tienen que saber que hay que tomar el sol con moderación. La clave está en intentar obtener todos los beneficios del sol, evitando sus inconvenientes. La protección es clave y esta educación solar hay que potenciarla no solo en el entorno familiar, sino también en los centros educativos», indica la doctora Paz Cerdá, especialista en Dermatología y Venereología y miembro de Academia Española de Dermatología y Venereología. 

Los expertos recomiendan el uso del fotoprotector siempre que se vaya a realizar una actividad al aire libre, no solo cuando vayamos a la playa o la piscina  y siempre eligiendo el índice de protección más adecuado al tipo de piel.


Además, hay que evitar el error común de dejar de aplicarse la crema protectora cuando la piel ya esté morena, porque las radiaciones siguen siendo igual de perjudiciales para la piel, por muy bronceada que esté. En este sentido, es muy importante protegerse con cremas adecuadas no solo a lo largo del verano, sino durante todo el año, siempre que estemos al aire libre durante un periodo relativamente largo de tiempo.


Otra regla importante en los cuidados solares es evitar las exposiciones solares en las horas centrales del día, cuando la incidencia de los rayos es más fuerte y perjudicial para la piel. Tramo horario que comprende entre las 12.00 y las 16.00. Horas peligrosas

Según datos facilitados por la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), aunque el 73% de la población española vincula el sol con el cáncer de piel, un 43% lo toma de manera inadecuada, entre las 12.00 y las 16.00. 


Otro dato preocupante es que, a partir de los 10 años, el 35% de los padres comienza a descuidar la protección solar de sus hijos, sin tener en cuenta que la piel tiene memoria a largo plazo y los excesos, en la mayoría de los casos,  se pagan caros.


«El daño solar en la piel es acumulativo y, si bien no todas las personas que se exponen imprudentemente al sol acabarán teniendo un melanoma, hay que tener en cuenta que el sol es el principal causante de envejecimiento de la piel, y a eso sí que todos estamos expuestos. Por tanto, si queremos conservar una piel sana, sin cáncer cutáneo y, además, bonita, sin manchas y arrugas en el futuro, hay que cuidarla y no abusar de la exposición solar intencionada, empezando ya en la infancia», indica Yolanda Gilabert, coordinadora de la Campaña Euromelanoma 2014 en Aragón. 


A pesar de los consejos, las cifras negativas siguen acumulándose verano tras verano. Así, en los últimos cuatro años, en España, la incidencia de cáncer de piel ha aumentado un 38%, ya que en 2008, se diagnosticaron 3.600 casos, frente a los aproximadamente 5.000 que se registraron en 2012. 


De ahí la necesidad de recordar que el sol es bueno para la salud física y emocional, pero debe tomarse con cautela, a las horas recomendadas por los expertos (nunca al mediodía) y con las protecciones necesarias para evitar daños mayores en un futuro más o menos próximo.