Los dentistas cifran en un 40% la caída de su negocio durante la crisis

Apuntan a una sobreoferta de colegiados y a una menor atención del ciudadano a su salud bucodental.

Una estudiante realiza sus prácticas de odontología
Objetivo: quitar el miedo a ir al dentista
Javier Sánchez

Los aragoneses van menos al dentista. El último estudio del CIS determina que casi uno de cada cuatro vecinos de la Comunidad han dejado de acudir a las consultas desde que arrancó la crisis, lo que ha repercutido directamente en el volumen de negocio de los profesionales.


En concreto, el Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de Aragón calcula que el sector ha reducido sus ingresos en un 40%. "La gente acude cada vez menos a las consultas, muchos han dejado de pasar las necesarias revisiones y sólo vienen cuando ven que realmente tienen un problema", apunta Luis Rasal, presidente del colegio.


Uno de los aspectos que condiciona el trabajo entre los profesionales es la alta tasa de profesionales. "Hay un exceso de dentistas en Aragón en este momento. La OMS aconseja que haya uno por cada 3.000 y en la Comunidad hay uno por cada 1.200", señala Rasal, quien asegura que, "en los últimos años se han multiplicado las facultades en las que se imparten estos estudios: sólo en la Comunidad Valenciana se imparte en cinco centros".


Este gran número de licenciados, indica Rasal, "se traduce en una alta tasa de paro entre los recién licenciados, que sólo tienen una salida segura si en su familia hay una consulta". Las otras tres vías que les quedan, subraya, pasan por "asociarse entre varios y montar una nueva consulta, hacerse colaboradores de un odontólogo ya establecido o entrar a trabajar en franquicias, que contratan y despiden continuamente a gente joven".


Pese a la caída en la demanda, el presidente de la organización colegial explica los motivos para que los precios no se hayan reducido -aunque sí se han congelado-: "Los servicios tienen un coste y el margen no es tan alto como la gente piensa". Lo que sí han notado los odontólogos es que "muchos usuarios prescinden de los tratamientos más caros y los relacionados con la estética y sólo quieren tener cubiertas las necesidades básicas".


En el colegio no se han detectado apenas los casos de intrusismo que sí se han descubierto en otras comunidades, aunque sí alertan acerca de la aparición de "publicidad engañosa". En concreto, Luis Rasal pone de ejemplo "algunas cadenas que ofrecen 24 prestaciones gratis, pero luego el cliente se encuentra con que no incluye, por ejemplo, los puntos de sutura. ¿Cómo se van a practicar algunas intervenciones sin cerrarlas luego? Eso es una publicidad que invita al engaño".


"Antes de la crisis no había ratos libres"


Javier G. lleva trabajando casi 25 años en su consulta en el centro de la capital aragonesa. Un negocio que siempre había resultado "muy rentable", pero que en los últimos años ha visto cómo descendían sus ingresos. "Hace años, antes de la crisis, apenas había huecos para ratos libres durante la jornada, la sala de espera siempre estaba llena", apunta este dentista zaragozano.


El panorama ahora es diferente. "Poco a poco, mucha gente está dejando de prestar atención a su salud bucodental, los que antes se hacían dos revisiones al año, ahora se hacen una; y los que se hacían una ahora sólo vienen cuando les duele", lamenta Javier, quien sostiene la tesis del colegio en torno a los precios: "Es complicado bajarlos. Puede que para una familia con pocos ingresos resulten algo altos, pero el precio final de las intervenciones no está muy por encima de lo que supone realizarlas: los materiales, el personal, la consulta... tienen un coste que no se debe obviar".