No cansar
Cuatro meses antes de las elecciones estadounidenses que enfrentaron a George Bush padre y a Bill Clinton en 1992, ‘The New York Times’ pidió a unos cuantos intelectuales que les recomendaran lecturas para llevarse de vacaciones.
La escritora Gail Godwin eligió ‘El arte de la prudencia’, los aforismos de Gracián que aquí conocíamos bien, pero que en Estados Unidos eran totalmente desconocidos. Un editor avispado encargó una traducción que lo adaptara al lenguaje moderno para hacerlo más accesible y aquello se convirtió en un acontecimiento: vendió más de doscientos mil ejemplares y lideró las listas de ‘best sellers’ durante meses. Se convirtió en indispensable para las escuelas de negocios, los especialistas en marketing, los inversores de Wall Street… Las marcas de lujo utilizaban sus aforismos para anunciar sus productos y llevarlo bajo el brazo era un símbolo de distinción.
Clinton y Bush no conocían al filósofo aragonés. Nuestros representantes políticos, que siguen convirtiendo el Congreso de los Diputados en un gallinero, no tienen excusa para no haberlo leído. En este lodazal en que se ha convertido la política, convendría que volvieran a leer estos pensamientos que, aunque no todos son igual de ejemplares, parecen tan clarividentes si los abrimos hoy a la vez que leemos los periódicos: "Muestra ser respetable al actuar y hablar", "No exageres tus sueños de triunfo", "Actúa por reflexión y no por obstinación", "No persistas en las necedades, hay un momento en que debes parar", "Aun en tu intimidad, actúa siempre como si todos te vieran" y, por favor: "No cansar".
Eva Cosculluela es librera
