Por
  • David Serrano-Dolader

Grecolatino

Grecolatino
Grecolatino
Pixabay

En una época en la que el estudio del griego, del latín, de la lengua… y de las Humanidades en general está desacreditado, ¡rompamos una lanza! Lo quiera usted o no, ahí están estos bichitos grecolatinos que aparecen en palabras corrientes y molientes: germanófilo, ecosistema, logopeda... 

Los lingüistas solemos denominar a estos elementos (-filo, eco-, logo-, -peda) temas grecolatinos. Son muy agradables en el trato, ya que buscan amigos con los que juntarse de todas las razas y tendencias: podemos combinar una palabra y un tema (musicólogo, insectífugo), pero también un tema y una palabra (geofísico, filocomunista). Y mire lo curioso que resulta que, no pudiendo aparecer solos en español, sí puedan unirse entre sí para formar palabras compuestas (xenófobo, filántropo, necrófilo). Si fueran políticos, no tendrían problemas para aunar coaliciones de gobierno.

¿Más curiosidades? Una: algunos pueden ocupar en la palabra compuesta tanto la posición inicial como la posición final: filofascista–cinéfilo, grafología–cosmógrafo, logotipo–tipólogo. Otra: los temas grecolatinos pueden crear palabras en español con solo recibir un prefijo o un sufijo: ágrafo, grafía, grafismo, grafista.

Si todos supiéramos un poquito más de latín y griego (¡oh, endemoniada locura!, pensarán ustedes), podríamos comprender con facilidad palabras que pueden parecernos arcanas. Sería casi coser y cantar si supiéramos, por ejemplo, que -álgia significa ‘dolor’ y… -cida ‘que mata’, -cracia ‘poder’, -gono ‘ángulo’ o xilo- ‘madera’.

Como diría el loco: si reniega del latín, ¡es usted un poco tontín!

David Serrano-Dolader es profesor de la Universidad de Zaragoza

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