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Guthrie en el corazón

Guthrie en el corazón
Guthrie en el corazón
J.U.

Sarah Lee Guthrie actuó el 26 de abril en Zaragoza, flanqueada por las vistas al Canal Imperial que ofrece la sala El Corazón Verde, expresamente apreciadas por la artista. 

Esta llegó a la ciudad como una viajera anónima más, honrando la tradición y el linaje que representa: el folk norteamericano en estado puro y su apellido más legendario. ‘Noblesse oblige’. Inconcebible el divismo.

No en vano, hablamos de una tercera generación familiar, precedida por la del padre, Arlo, y la del abuelo, Woody, el fundador, cuyo legado es parte de la memoria colectiva de su país y se conserva como un tesoro nacional en la Librería del Congreso de los Estados Unidos. Woody Guthrie ya era un icono viviente cuando Bob Dylan compuso ‘Song to Woody’ para su primer disco, de 1962.

La voz de tiple y la guitarra acústica de Sarah Lee Guthrie sonaron vibrantes, percutientes, rudas, tiernas y cristalinas, enmudecido el instrumento en algunos emocionantes momentos a capela.

Además de canciones tradicionales y de autoría propia, alguna compartida con Johnny Irion, la velada, que nunca pisó campo trillado, desgranó composiciones de Donovan, Dave Van Ronk, Ramblin’ Jack Elliot, Phil Ocs, Steve Goodman, Hoyt Axton, así como, por su puesto, de los mencionados ascendientes de la intérprete (gracias, David Ballarín; y perdón: no hay espacio para los títulos y los otros jugosos datos que me facilitaste).

Finalmente, he de admitir que a esta semblanza le faltaría algo si no refiriera la emoción que me provocó estar en presencia del mito hecho carne. Incluso he llegado a pensar que si la mismísima Taylor Swift hubiera estado en Zaragoza esa noche, de ningún modo hubiera faltado a la cita con Sarah Lee Guthrie. Por gusto, por devoción y por vergüenza torera.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por Javier Usoz en HERALDO)

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