Los avances de la inteligencia artificial

Nuestra vida está condicionada por la inteligencia artificial (IA). Nos va a sustituir a todos. Cualquier cosa que Vd. haga una máquina lo hará mejor. Es una amenaza y una oportunidad. 

La IA se fundamenta en el algoritmo, en las matemáticas; procesos propios de la inteligencia natural que pueden automatizarse. Se desarrolla a través de ordenadores e intenta replicar las funciones cognitivas de los seres humanos. Dará lugar a grandes aumentos de la productividad, que proporcionará la base económica para mejorar la vida de todos. Por ello, quizás debamos plantear dar una renta nacional que favorezca el consumo. La IA nos ayudará en el trabajo, evitando errores y riesgos. Seremos más rápidos y precisos. Será la gran herramienta de prevención y previsión. Pero, ¡cuidado!, puede cambiar la voz y suplantar la personalidad en tiempo real. Hace imposible diferenciar lo real de lo inventado. Va años por delante de las leyes. La perspectiva de que nuestra especie sea superada por sus propias creaciones suena como un inquietante relato de ciencia ficción. Y una vez que los ordenadores y los robots hagan cualquier trabajo, ¿qué sucederá? Año 2007, se hunde un puente en Minesota por exceso de peso. Al reconstruirlo, se hace con cemento inteligente, con sensores para controlar las tensiones, grietas y torsiones que avisarán para su mantenimiento. Si hay hielo en el puente, dará instrucciones al conductor para que baje la velocidad. Si este no lo hace, el mismo coche inteligente lo hará. Es fácil tener la impresión de que los ordenadores están a punto de ver, hablar y razonar como nosotros, tras lo cual, muy pronto nos dejarán atrás.

Jesús Añaños Vinué. ZARAGOZA

Vamos a ver, ¿qué he hecho mal?

Son alrededor de las 18 de una tarde fría y ventosa. El autobús de la línea Circular para frente al parque del Castillo Palomar. Un invidente intenta subir. Varias personas le avisan de que está intentando entrar por la puerta trasera. «Detrás viene otro bus», dice el conductor antes de cerrar la puerta y arrancar, dejando al pobre hombre en la parada cuando aún intentaba buscar la puerta delantera. Somos muchos los viajeros que empezamos a gritar y a afearle su actitud. Tanto, que al poco de arrancar para, saca la cabeza y nos dice: «Pero vamos a ver, ¿qué he hecho mal? Sólo hago mi trabajo». Ya conocemos la puntualidad estricta de la flota de nuestra ciudad, pero no creo que por haber esperado un minuto más le hubieran penalizado. Se me puso mal cuerpo al asistir a tal falta de empatía. Menos mal que no fui la única que miró para otro lado y se quedó callada. Aún hay esperanza en la humanidad. Creo. Espero.

Míriam Redondo Álvarez. ZARAGOZA

La trayectoria de Vega Gimeno

Quiero agradecer a Vega Gimeno su aportación tanto personal, que es la más importante, como profesional al baloncesto femenino, que hemos tenido la suerte de compartir y disfrutar los aficionados con el Casademont Zaragoza. Para llegar donde ha llegado hay que amar la profesión y sentirse arropada por la afición del club en el que ha jugado. Hasta siempre. Has dejado una marca imborrable en el club y en la ciudad que te ha acogido durante las temporadas que has jugado en Zaragoza. Has demostrado que eres una gran persona: de ser bien nacido, ser agradecido.

Pascual Enrique Gimeno García. ZARAGOZA

Pocas aulas públicas, muchas concertadas

Nunca presté mucha atención a la situación de la educación infantil y primaria, pero ahora que me toca elegir colegio para mis hijas cuál es mi sorpresa al descubrir que en 500 metros a la redonda de mi domicilio hay una sola aula pública (21 plazas) frente a 6 aulas concertadas (126 plazas). La situación no mejora si amplío el diámetro al kilómetro: me encuentro únicamente con dos colegios públicos frente a once concertados. ¡Qué desproporción! ¡Qué despropósito! ¿Pero dónde quedó ese mantra que no paran de repetir sobre el derecho de los padres a elegir? ¿O es que solo tienen derecho a elegir los que prefieren una educación comercial? ¿Y los que queremos una educación pública, de calidad, sin sesgos? ¿Nosotros no tenemos derecho a elegir? ¡Qué vergüenza!

Silvia Ferrer. ZARAGOZA

Un clavo saca otro clavo

Un clavo se saca con otro clavo, de eso en España últimamente sabemos mucho, aunque aquí nos vendría mejor decir que un escándalo se tapa con otro nuevo y si puede ser más grande, mejor. ¿Quién habla ahora de Ucrania? Nadie. Los telediarios hablan de la guerra entre Rusia y Ucrania solo unos segundos, pero siguen muriendo cientos de personas inocentes por las bombas que Rusia lanza en Ucrania con total impunidad, y sin televisiones que la puedan molestar. Es una pena, pero la vida es así. Siempre se dice que si te duele la cabeza te das un golpe fuerte en un dedo y se te pasa el dolor de cabeza. Ucrania pide más armas y más apoyo porque está perdiendo territorio. Y la UE lo ve, pero hace poco porque, me figuro, no puede y no está en su ADN y menos en su presupuesto, mejor que sea otro el que la organice. El negocio de las armas funciona a tope, pero no se pueden atender tantos pedidos al mismo tiempo. Aunque algunos miembros de nuestro Gobierno no quieran ni hablar de armas, porque su ideología no se lo permite, Europa, y por lo tanto España, deberá armarse por aquello de que si quieres la paz prepárate para la guerra. Así que, ¿cómo olvidarnos de una guerra? Por desgracia, con otra.

Adela Laborda Gavalada. ZARAGOZA

Las siete clases de españoles

Pío Baroja escribió que hay siete clases de españoles… sí, como los siete pecados capitales. A saber: "1.- Los que no saben; 2.- los que no quieren saber; 3.- los que odian el saber; 4.- los que sufren por no saber; 5.- los que aparentan que saben; 6.- los que triunfan sin saber, y 7.- los que viven gracias a que los demás no saben". Estos últimos se llaman a sí mismos ‘políticos’ y a veces hasta ‘intelectuales’.

María Teresa Minguillón Navarrete. ZARAGOZA

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