Por
  • Enrique Gómez Caballero

Sáhara Occidental, ¿jugada maestra?

Pedro Sánchez saluda al rey de Marruecos Mohamed VI
Pedro Sánchez y el rey de Marruecos Mohamed VI
EFE

Se han cumplido dos años desde que nos enteramos, por un comunicado de la casa real marroquí, del cambio de postura del presidente Sánchez con respecto al Sáhara Occidental a través de una presunta carta, de la que el propio Gobierno español es incapaz de hacer público el original y que Pedro Sánchez dijo haber remitido a Marruecos. 

Se nos vendió que tras el cambio de postura se abriría una "etapa sin precedentes" en las relaciones entre España y Marruecos, lo que se formalizó con un acuerdo en la visita a Marruecos del presidente Sánchez.

Marruecos cerró en marzo de 2020 las aduanas de Ceuta y Melilla. El cierre ha supuesto un importante coste económico para las dos ciudades autónomas. A día de hoy y tras el acuerdo firmado, las aduanas siguen cerradas para desesperación de los comerciantes y ciudadanos de ambas ciudades.

Marruecos sigue insistiendo en ampliar sus aguas que en la actualidad pertenecen a Canarias y sigue exigiendo gestionar el espacio aéreo del Sáhara Occidental.

En el plano internacional, recientemente la abogada de la UE, ha publicado dos opiniones respecto a los acuerdos UE-Marruecos comerciales y de pesca y sobre el etiquetado de los productos que provienen del Sáhara Occidental. Ha concluido que el Acuerdo de Pesca debe anularse, porque "no respeta suficientemente el carácter ‘separado y distinto’ del territorio del Sáhara Occidental y las aguas adyacentes". Y sobre el etiquetado afirma que debe llevar una referencia que refleje correctamente su procedencia y que éstos productos (sandías y tomates) no pueden indicar Marruecos como ‘país de origen’.

Las sentencias de los tribunales de la UE han reafirmado, desde que en 2015 el Tribunal General anulara la aplicación al Sáhara Occidental del acuerdo comercial UE-Marruecos, que se trata de un territorio distinto de Marruecos.

Como respuesta, el Gobierno alauita ordenaba maniobras militares frente a las costas canario-saharauis para lanzar un mensaje a la UE que deje clara la ‘soberanía’ de Marruecos sobre esas aguas. Este despropósito lo realiza a sabiendas de la tibieza de España y su voluntad de no actuar ante las provocaciones de Marruecos. Sigue utilizando la inmigración en función de sus intereses y, como niño mimado al que se le da todo lo que pide, ha aprendido y usa a voluntad la inmigración para presionar a Europa y, especialmente, a España.

Cabe recordar el asalto a la valla de Ceuta en el que Marruecos utilizó a migrantes, principalmente a niños marroquíes, para presionar a España y conseguir cambiar su política saharaui.

Recientemente el presidente Sánchez compareció en el Congreso de los Diputados para hablar de las relaciones España-Marruecos. No pronunció ni una sola referencia al Sáhara Occidental. PP, Sumar, ERC, BNG y CC, le volvieron a reprochar la falta de explicaciones al giro radical que dio respecto al Sáhara, sin obtener respuesta alguna del presidente. Sigue sin dar explicaciones del cambio de postura.

Llegados a este punto cabe preguntarse: ¿Qué motivó al presidente Sánchez a romper un consenso sobre la excolonia de la que España sigue siendo potencia administradora? ¿Pudo deberse al espionaje del contenido de sus móviles con el sistema Pegasus? ¿Qué beneficios ha obtenido España? ¿Qué ha llevado al presidente a seguir en una sinrazón en la que no le apoyan ni siquiera sus socios de Gobierno? ¿No resulta un poco hipócrita darse golpes de pecho por Palestina mientras abandona a los saharauis?

Enrique Gómez Caballero es miembro de Um Draiga y autor del libro ‘Una mirada al Sáhara Occidental’

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