Cuando alguien supera los cien años de edad debería entrar en un club de supervivientes, porque algunas de sus vivencias son tan valiosas que deberían quedar registradas. 

Hace una semana tuvimos la suerte de conocer a Donato Castillo en su casa de la calle de Almagro, mientras leía tranquilamente el HERALDO, del que es suscriptor hace muchos años. Nos dijo, junto a una de sus dos hijas, que su ilusión siempre ha sido llegar hasta los 110 años y ese deseo se lo había transferido a sus familiares.

Yo ignoraba que cuando uno llega tan lejos en su edad y en su larga vida se les califica como supercentenarios o superlongevos. En Wikipedia se señala que la persona más anciana del mundo se llama María Branyas Morera. Nació en San Francisco, California, el 4 de marzo de 1907. Como tiene doble nacionalidad, es una supercentenaria española la persona viva registrada más longeva del mundo desde el 17 de enero de 2023, al fallecer la monja francesa Lucile Randon (118 años). Ya lo era de España desde el 22 de diciembre de 2019, cuando murió Josefa Santos González.

Más allá de este listado, recibí una llamada agradecida de uno de los familiares de Donato, porque este reportaje ha servido para que sus vecinos de Romanos (donde nació en 1916) supieran que seguía vivo. Pero además se enteraron a través de un amigo de que este centenario fue también el último presidente de los socios del Casino Mercantil, situado en el Coso, que intentaron evitar la venta del edificio. Al revisar toda su vida, desde su paso por la Guerra Civil a ser vigilante nocturno en la Zaragoza de la posguerra, Donato nos contó que se solía jugar la vida con las detenciones de algunos delincuentes peligrosos. Solo espero que llegue a los 110 o más lejos, porque se lo merece. 

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por Ramón J. Campo en HERALDO)