El aragonés Donato Castillo cumple 108 años: “Mi ilusión siempre ha sido llegar a los 110”

Natural de la localidad zaragozana de Romanos, goza de buena salud y recuerda su vida en la Guerra Civil y como sereno en Zaragoza.   

Donato Castillo, de 108 años, con su hija María Isabel, en su casa.
Donato Castillo, de 108 años, con su hija María Isabel, en su casa.
José Miguel Marco 

Al aragonés Donato Castillo, que cumplió 108 años el pasado domingo 7 de abril, no le sorprende haber alcanzado esta edad porque el deseo que ha expresado muchas veces a su familia (sus dos hijas Marian y María Isabelsus cuatro nietos y tres biznietos) es llegar hasta los 110. “Era mi ilusión”, cuenta levantando las manos entre las sonrisas de sus familiares, en el comedor de su casa en Zaragoza.

En los listados que constan en las redes, entre las 65 personas que han alcanzado más edad en España solo está registrada una aragonesa, Andresa Guerrero-Ortiz, quien llegó a cumplir los 111 años y 248 días (1898-2010).

Este ciudadano nacido en Romanos (Zaragoza) en 1916 probablemente es el más longevo de Aragón y uno de los más mayores de España. Su salud es buena y hasta la memoria que muestra es envidiable. 

La historia de Donato es un ejemplo de la evolución de la población aragonesa, ya que se ha producido un aumento de un 75% de estos ancianos en apenas una década. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, en 2022 había 688 personas con más de 100 años en Aragón, en 2021 había 615 y en 2011 esa cifra era casi la mitad, con 377 personas.

Donato Castillo recibe a un equipo de HERALDO mientras lee un ejemplar de este diario en el salón, como hace cada día. De hecho, el aragonés de más edad de esta etapa suscriptor en 1979, hace 45 años.   

Si soy el aragonés con más edad me alegro mucho. De salud estoy bien, duermo y como bien. Tengo unas hijas maravillosas”, destaca. “Con esto que cuenten en HERALDO así sabrán en Romanos que estoy vivo”, dice mandando así un recuerdo a los vecinos de su pueblo natal.

Nos cuenta varias de sus experiencias a lo largo de su vida
Nos cuenta varias de sus experiencias a lo largo de su vida

Tiene la costumbre de informarse sobre cómo va el Real Zaragoza, porque es el socio número 6 y hasta le homenajearon en la Romareda al cumplir los 100 años en 2016. Su jugador favorito fue Lapetra, “el que era de Huesca” (dice), y lleva unos años que ya no puede acudir al campo, pero aún se acuerda cuando veía el fútbol hasta en el estadio de Torrero. “Espero que lleguemos a subir a primera”, señala.

Las heridas en la Guerra Civil en Huesca 

Su yerno Jesús González nos ayuda para que su suegro nos explique que tuvo “mucha suerte” en la Guerra Civil al sobrevivir a varios episodios que pudieron costarle la vida: sufrió dos tiroteos (uno le pasó por la cabeza en Huesca y lo llevaron a un hospital) y luego padeció el tifus cuando estaba destinado con los nacionales en Barbastro y se lo llevaron a un hospital de Torrelavega (Cantabria), donde una monja aragonesa le llevó el antibiótico necesario para superarlo.

“Bebimos agua en una cueva cerca de Barbastro, donde había un muerto y lo quitamos. Nos sentó mal y nos ingresaron en Torrelavega porque teníamos las fiebres maltas. Íbamos con el capitán Checa”, recuerda el supercentenario. “Como salió entonces la penicilina, me la trajeron unas monjas que estaban en Zaragoza y me vinieron a ver”.

Después de sobrevivir en estos episodios, relata que regresó a Huesca como cabo (casi le hicieron sargento) y allí les pusieron como “héroes” porque lucharon “en la loma de los Mártires, frente al cementerio viejo”. “Me tenían de lanzador de granadas porque llegaba muy lejos. Fuimos batallando y avanzando hasta Andorra (la Vella), y la última batalla que tuvimos fue en Irún (País Vasco); hasta pasamos a Francia”, agrega.

Emigrar desde Romanos a Zaragoza 

Después de haber tenido que pasar su juventud entre fusiles (entre los 20 y 23 años) y sobreviviendo de milagro (“me metieron un tiro por la cabeza”, recuerda y se toca la parte superior), regresó a su pueblo Romanos, situado en el campo de Daroca, para ser agricultor y sembrar trigo, centeno, cebada, veza…

Entonces seríamos 400 o 500 habitantes (en 1939) y ahora he perdido el control (son 149, en 2023) porque hace tiempo que no voy. Estuve en el pueblo dos o tres años labrando después de la guerra. Mi padre había muerto (cuando él tenía 8 años) y vivía mi madre, que se llamaba Natalia”, revive esos años duros de la posguerra.

Donato Castillo ha cumplido 108 años
Donato Castillo ha cumplido 108 años
José Miguel Marco

En cuanto pudo venir a Zaragoza (en 1942), uno de Romanos que era profesor y director del colegio de Escolapios, que se llamaba Juan Francisco y era familiar de un tío suyo, le facilitó su llegada. “Vine con veinte duros a Zaragoza”, señala Donato Castillo, quien consiguió trabajo pronto como “vigilante nocturno” o “sereno” para el Ayuntamiento de Zaragoza.

Detención del delincuente más famoso

Su trabajo era vigilar la ciudad por la noche. Iba armado con una pistola y llevaba unas esposas y una porra. Cuando se le pregunta qué sucesos vivió, enseguida revive que detuvo al delincuente más famoso de la época a mediados de los años 40: el atracador Moisés Caseda Gurrea, natural de Calahorra (La Rioja), que residía de manera coyuntural en el barrio de Delicias.

“Fui detrás de él cuando iba a su casa. Era el delincuente más peligroso de esa época. Se llamaba Moisés Caseda. Había cometido muchos atracos por todos los pueblos de España”, revive. “Llamé a la puerta y su mujer abrió. Lo detuve y le eché las esposas. Lo llevé a la comisaría que estaba frente a la estación. Lo seguí desde la calle Ayerbe. Él llevaba cuchillos y yo lo detuve en la calle Burgos 41. Me había avisado la Policía por si acaso. Hasta se le había escapado a la Guardia Civil”.

Tal repercusión tuvo el suceso que añade emocionado: “Me dio 500 pesetas el Ayuntamiento como premio y hasta me llevaron a comer con ellos y el alcalde. Me homenajearon, pero hace tantos años...”.

La noticia del Heraldo  

De ello dio cuenta este diario. La noticia fue publicada por HERALDO en una columna de la página 4 del ejemplar del domingo 31 de julio de 1949. Allí se narra que el alcalde de Zaragoza, José María García Belenguer, premió “la magnífica actuación de un vigilante nocturno el 28 de julio de 1949” con “500 pesetas” por su oficio laudatorio.  

El premio económico se lo entregaron en un acto al que asistieron el primer edil y varios concejales para reconocer su entrega con su “magnífica hoja de servicios” en la que constaban “sus intervenciones reiteradas” que dieron el resultado de “la detención de bastantes delincuentes habituales contra la propiedad y la evitación en muchos casos de que se llevaran a efecto la perpetración de sus propósitos delictivos”.

Hablaban de la última detención en la calle Fernando el Católico, donde persiguió a un atracador y logró trasladarlo a la comisaría de la Policía Nacional en el barrio de Delicias. Concluye la columna que el vigilante nocturno agradeció la loa que hizo el alcalde y el premio económico que recibió. 

También lo glosó el jefe de la Guardia Municipal (“el capitán Daniel Marcuello me apreciaba mucho”, recuerda) y agradeció la entrega de la primera autoridad municipal con “un servicio tan interesante como el de la Vigilancia Nocturna y ha de servir de estímulo y acicate para todos los componentes de la misma”.

Donato Castillo ha cumplido 108 años
Donato Castillo ha cumplido 108 años
José Miguel Marco

Casado con una mujer de Loscos 

Su trabajo de vigilante nocturno le obligaba a permanecer toda la noche en las calles de Zaragoza. “Empezaba a las diez de la noche hasta las ocho de la mañana. Estuve bastante años. Al principio vivía en una casa de patrona en la calle de Escuelas Pías, número 19, hasta que me casé con María Ángela, que era de Loscos (Teruel). Tenía una hermana casada en Romanos y yo la conocí allí”, revive con lucidez sorprendente para su edad avanzada. Recuerda a su mujer como “maravillosa” y se le fue en 2007.

En 1968 vivieron un episodio muy duro en las calles de Zaragoza porque mataron a un sereno compañero suyo en la calle Arzobispo Domenech, después de haber procedido a otra detención complicada, que les llevó a tener que llevarlo atado y el comisario de la Policía le dijo: “Que bravo eres Castillo”.

"Vine con veinte duros aquí y trabajé tanto en mi vida, que hice los bienes con mucho esfuerzo”

Su vida no le dejaba dormir mucho tiempo porque a las tres o cuatro horas de acostarse, entre las 10 y las 11, se levantaba para ir a cobrar recibos del Ayuntamiento. La tensión que sufría como vigilante nocturno le llevó a que lo operaran de la espalda porque en la última detención cayó por unas escaleras y le dieron la incapacidad para esa labor.

También tuvo otros trabajos menos duros: fue corredor de fincas después de vigilante nocturno y de “mucho sacrificio” que tuvo que pasar y “nunca me cansaba”. Vivió en su primera casa en la calle Almería, del barrio de Torrero, donde nacieron sus dos hijas. Ahora está en la calle Almagro, más céntrica. 

Yo he sido muy familiar y algunas cosas se me van”, asume Donato Castillo, que suele visitar el Centro Goya en la calle Hernán Cortes con sus amigos, donde juega al guiñote y dialoga con ellos, y en la plaza próxima. “Siempre he vivido en mi casa. Vine con veinte duros aquí y trabajé tanto en mi vida, que hice los bienes con mucho esfuerzo”, asume.

Donato Castillo se despide con una máxima: “Lo bueno tiene valor y hay que conseguirlo con comportamientos que nunca hagan mal. He sido muy feliz porque tuve una mujer bellísima y muy buena administradora para llegar a tener lo que tenemos”.

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