Por
  • Francisco José Serón Arbeloa

Permanencia en el poder

Permanencia en el poder
Permanencia en el poder
Krisis'24

Parece que a muchas personas les cuesta entender que la realidad es que todos somos parte de un ciclo natural de vida y muerte que afecta a nuestras manifestaciones tanto físicas como de las ideas.

En este ámbito conceptual una muestra que me resulta curiosa surge cuando uno se pregunta: ¿por qué un alto dirigente político no se quiere ir pasado un tiempo razonable, o da la batalla de manera continuada por volver a estar donde estuvo? No voy a dar ejemplos, pero miren el mundo y verán montones de situaciones que han acaecido o llevan camino de acaecer del tipo de lo que estoy hablando.

Los motivos de estas personas pueden ir desde aquellos que desean dejar una huella en la memoria colectiva, buscando ser recordados por sus logros, políticas y contribuciones a la grandeza o bienestar de su país o comunidad a aquellos otros a los que se les ve el plumero y buscan la permanencia por razones más rastreras y egoístas, como: reconocimiento, fama, influencias, contactos y dinero. En ambos casos la consecución de la permanencia anormal siempre va a implicar tomar decisiones como mínimo controvertidas.

Recordemos que la rotación en el liderazgo establece un equilibrio que dificulta la consolidación de estructuras despóticas, explotadoras, opresoras y tiránicas

Ahora pensemos en las penalidades de esos políticos que desean aferrase al poder más allá de un tiempo razonable, ya que por ello tienen que enfrentarse a una serie de desafíos y dinámicas complejas desagradables. Por ejemplo, mantener la presión por la reelección, sufrir el miedo a la irrelevancia, buscar los beneficios personales y económicos, recelar de la alternancia por la posible reversión de sus logros y, sobre todo, no hay que olvidar las presiones partidistas para que se mantengan en el poder, estas suelen estar basadas en la defensa de unas ideas y de paso mantener el pesebrismo de muchos de sus miembros.

En última instancia, la motivación para permanecer en el poder varía según el contexto, la personalidad y las circunstancias individuales de cada político. Algunos (los menos) pueden estar impulsados por un sincero deseo de servir a su país, mientras que otros (los más) pueden estar más enfocados en la búsqueda de su propio interés y el de su partido.

Por eso, el empeño que ponen muchos políticos en continuar sus carreras más tiempo del razonable resulta inquietante

Ahora bien, todos esos comportamientos de los menos y de los más afectan a la democracia de manera bastante evidente: cuando un solo grupo político o coalición se mantiene en el poder durante mucho tiempo, existe el riesgo de que las libertades individuales se vean erosionadas. La falta de alternancia puede llevar a la concentración de poder en manos de unos pocos, lo que afecta a la diversidad de opiniones y a la participación ciudadana. Además, puede influir en la independencia del poder judicial y la separación de poderes, debilitando de paso la confianza en el sistema y afectando la rendición de cuentas y la transparencia. Recordemos que la rotación en el liderazgo establece un equilibrio que dificulta la consolidación de estructuras despóticas, explotadoras, opresoras y tiránicas.

En resumen, estos líderes políticos que se piensan carismáticos, tienden a hacerse pesados y antipáticos, y por desgracia casi siempre tienden a dejar una marca significativamente anómala en sus respectivos países. La posibilidad de conseguir democráticamente permanencias no habituales en el poder, plantea preguntas sobre la necesidad de mejora de la dinámica democrática, de la renovación del liderazgo y pone de manifiesto en última instancia una penosa lucha de esas personas por encontrar su significado en un mundo efímero.

Francisco José Serón Arbeloa es catedrático de la Universidad de Zaragoza

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