Mucho ruido y pocas nueces

El diputado del PP Eloy Suárez (c) durante la constitución y designación de la mesa de la Comisión de Investigación por el `caso Koldo
El diputado del PP Eloy Suárez durante la constitución y designación de la mesa de la Comisión de Investigación por el `caso Koldo
Fernando Sánchez

Recientemente se han constituido sendas comisiones de investigación en el Congreso de los Diputados y en el Senado, promovidas respectivamente por el Gobierno del PSOE y por el Partido Popular, que ejerce la oposición, para canalizar todo ese torrente de diatribas que mutuamente se dirigen cada día los dos grandes partidos parlamentarios. 

Una pérdida de tiempo, pues estas dos comisiones van a caminar por el mismo sendero que lo han hecho las cerca de treinta comisiones de este tipo que han funcionado en alguna de las dos cámaras de las Cortes Generales en esta etapa democrática: hacia el fracaso.

Alguien ha denominado a estas comisiones de investigación como "las cenicientas del Derecho", por su falta de regulación normativa y por la carencia de fuerza ejecutiva de las resoluciones que, en su caso, puedan llegar a adoptar; pues lo cierto es que muy pocas de estas comisiones han llegado alguna vez a terminar sus deliberaciones, ya que han sido interrumpidas, han decaído al finalizar la legislatura en la que estaban funcionando o simplemente se han extinguido por dejadez o por la mera imposibilidad de alcanzar alguna conclusión plausible.

Y también, porque es evidente que si en un Estado de derecho hay división de poderes, no pueden concederse al legislativo capacidades judiciales, por lo que, como máximo, esta clase de comisiones tienen que limitarse a determinar las posibles responsabilidades políticas en las que se haya incurrido… Y ya se sabe, con no asumirlas, que es lo que más probablemente harán los señalados como responsables, todo acaba en un fracaso.

Las dos comisiones que acaban de constituirse en el Congreso y en el Senado para investigar posibles casos de corrupción son un episodio más de la lucha partidista entre el PSOE y el PP, pero no cabe esperar de ellas ninguna conclusión útil

Pero eso sí: las comisiones de investigación tienen la virtud de que sirven para hacer mucho ruido durante bastante tiempo; además de servir de carnaza a los medios de comunicación y de permitir dar rienda suelta a la locuacidad de sus presidentes y portavoces, a pesar de que sus deliberaciones son, en teoría, secretas.

Mucho ruido, sí, pero, como tristemente demuestra la historia de esas cerca de treinta comisiones de investigación, muy pocas nueces. Por eso no debemos dar más importancia a estas dos comisiones que se han constituido para instrumentalizar la vergonzosa pelea que se llevan el PSOE y el PP, y que ocuparán largos espacios en telediarios y tertulias exhibiendo ese desfile de autoridades, funcionarios y gentes de la golfería saludando desde la peculiar pasarela de la comisión a la que hayan sido convocados con bombo y platillo. Y como tampoco hay normas que regulen los tiempos de estas comisiones, ni se les impone un plazo para concluir sus deliberaciones, podemos tener murga para rato, o sea que pueden durar hasta que por una u otra causa se disuelva la legislatura y con ella decaigan la comisión y su propósito.

"Si quieres que algo se prolongue eternamente, crea una comisión". Al final, tenían razón Napoleón, Churchill o el conde de Romanones, a quienes se atribuye la frase. Lo dicho, una lamentable pérdida de tiempo.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por José Luis de Arce en HERALDO)

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