Ciudadanos internautas

Siendo el lenguaje una sustancia viva y que pertenece a millones de hablantes, no es extraño que surjan de continuo palabras nuevas.

 Algunos neologismos recientes son simplemente utilitarios. Otros, perfectamente prescindibles. Los hay que nacen con vocación de arma arrojadiza para descalabrar adversarios políticos, como esa ‘fachosfera’ que los cacúmenes de la Moncloa han importado al español desde el paisaje político francés, donde cursa hace años, para ponerla en boca de Pedro Sánchez. Pero a veces aparecen palabras que son de verdad interesantes. A mí me gusta una creación, imagino que no muy antigua, de la lengua inglesa: ‘netizen’. Como se ve con claridad, es una síntesis de ‘net’, en el sentido de internet, la red de redes, las redes sociales, etc., y ‘citizen’, ciudadano. Veo que Google la traduce como internauta y con ese sentido, para mí demasiado restringido, la encuentro utilizada con frecuencia. Pienso sin embargo que ‘netizen’ tiene, al menos en potencia, un calado más profundo. Porque, efectivamente, aunque lo olvidemos muchas veces, mientras navegamos por las redes telemáticas seguimos siendo ciudadanos. Ciudadanos, quizá, de ese universo paralelo que hemos creado en el ciberespacio, pero que tenemos allí las mismas obligaciones cívicas y los mismos derechos que en el mundo tangible. No deberíamos perder esto de vista, no ejercemos de meros internautas, sino de ciudadanos internautas. Y eso implica una responsabilidad, hacia nosotros mismos y hacia los demás ‘netizens’. Reflexionaba el viernes, en un artículo, el profesor Jesús Morales Arrizabalaga sobre la dificultad que tienen nuestro sistema educativo y en general nuestra sociedad para formar ciudadanos. Una tarea que, precisamente, se ve complicada por la influencia de ‘las redes’. Quizás este concepto del ‘netizen’ pueda proporcionarnos alguna clave.