El sistema educativo aragonés se ha ido dotando de una serie de normas y procedimientos para detectar y abordar los casos de ideación suicida, acoso y violencia sexual que puedan afectar a los chicos y chicas en el ámbito escolar. Son problemas graves, que se complican aún más por un entorno muy influido por las redes sociales y en el que la salud mental no ha recibido tradicionalmente toda la atención y la asistencia que requiere.

La aplicación de los protocolos indica que, efectivamente, no estamos ante problemas marginales. Se ha detectado entre el alumnado un preocupante número de casos de ideación suicida, de acoso escolar y, también, de violencia de género y sexual. Es importante disponer de esa red que permite que estas circunstancias sean conocidas por los centros y por las familias, de manera que se puedan emprender las acciones necesarias para ayudar a los chicos y chicas que las sufren, corregir conductas inapropiadas y mejorar la convivencia en el entorno escolar. Pero también hay que incidir en la prevención. Es cierto que en la actualidad hay factores que pueden contribuir a generar o agravar este tipo de situaciones, entre los que suele señalarse, no sin razón, el uso abusivo, inadecuado o imprudente de las redes sociales y otros contenidos de internet, herramientas a las que los niños tienen un acceso muy temprano y en muchas ocasiones sin la necesaria guía de adultos responsables. Es un aspecto en el que, con la prohibición de los móviles en los colegios, se han empezado a tomar medidas preventivas. Pero también es necesario el complemento de un sistema sanitario que, en estos momentos, carece de los medios necesarios para atender debidamente la salud mental, en especial la de los jóvenes. La sociedad ha ido tomando conciencia de la seriedad de estos problemas pero queda mucho camino por recorrer para abordarlos eficazmente.