Subdirector de HERALDO DE ARAGÓN

Mediocridad y alarma en el Congreso

Un detalle de la fachada del Congreso de los Diputados.
Un detalle de la fachada del Congreso de los Diputados.
Enrique Cidoncha / HERALDO

Abandonaban esta semana nuestros padres de la patria apesadumbrados el Congreso de los Diputados: el nivel de zozobra era tan acusado que alguien les debió advertir de que habían sobrepasado el límite de lo tolerable. Una diputada reconoció a la salida de la sesión de control que el espectáculo era lastimoso, una combinación entre el ridículo y la alarma. Los diputados españoles han decidido que quieren hacer ruido con nuestros impuestos o que, más bien, solo quieren hacer ruido con el salario público que reciben. Alguien, que pretendía ser sagaz, corrigió y añadió que el ambiente irrespirable solo es una cortina de humo que pretende justificar la situación desesperada de un gobierno sostenido por un prófugo de la justicia, eurodiputado y candidato. Es decir, que la bronca está justificada como método para denunciar los posibles atropellos constitucionales.

Sin embargo, algunos siguen sin entender los mecanismos de funcionamiento democrático de las cámaras de representación institucional: no es más inteligente quien lee papeles supuestamente brillantes para hilaridad de la parroquia propia, ni quien se escuda en clichés desgastados para proteger la imagen de un Ejecutivo entregado a los independentistas desde la noche electoral. Se trata de legislar con brillantez desde el acuerdo, hallar este desde la inteligencia política y entender que el desarrollo de un país está vinculado con la estabilidad de sus instituciones. Afortunadamente, casi 50 años de democracia representan un bagaje temporal suficiente para poder encontrar en el pasado soluciones que nos proyecten con brillantez hacia el futuro. El presente se nos antoja tan áspero que habría que interrogarse por qué no hay dos puestos por diputado para sustituir a las 350 señorías por su incapacidad manifiesta para comprender cuál es su papel en el destino de todos.

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