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Cartas al director de HERALDO: Para todas aquellas mujeres que llegaron lejos con la escritura

Para todas aquellas mujeres que llegaron lejos con la escritura
Para todas aquellas mujeres que llegaron lejos con la escritura
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Para todas aquellas mujeres que llegaron lejos con la escritura

Su pulsión creadora le permitió adentrarse en una aventura que brotaba de su yo más íntimo y captaba la atención de cuantos la oían. Su discurso era bello, cargado de connotaciones que sólo una mujer era capaz de transmitir. 

Ahora empezaba una sutil lucha por defender el ingenio de todas aquellas féminas cuyos argumentos habían sido acallados. Acababa de cumplir 22 años y quería estar segura de que nada iba a entorpecer su carrera. Asistía al Ateneo literario, donde coincidía con mujeres que como ella querían llegar lejos, cambiando las dinámicas que las habían mantenido al margen de la cultura. Creó, con otras mujeres, un círculo de intelectuales donde sus escritos empezaron a destacar, extendiéndose por los ambientes literarios. Su nombre era aclamado y las páginas de sus libros sirvieron de acicate para las jóvenes que querían iniciarse en la escritura. Alrededor de ella se fue creando un halo de gloria. Sus obras eran comentadas por todas partes. Algunas mujeres la envidiaban y se sentían fascinadas. Otras empezaron a soñar con seguir su camino. Todas encontraban un motivo para seguir sus pasos. La pasión que les había transmitido había creado un mundo de ansias que ellas dominaban como diosas altivas. Su fuerza, su constancia y una pequeña dosis de arrogancia, sin la que hubiera sido difícil destacar en un ambiente hostil, habían arrastrado a otras muchas jóvenes. Su influjo iba a perpetuarse, convirtiendo su infancia y juventud en el eje a través del cual su genio fue avanzando, con una disciplina y perseverancia que acabó con los fantasmas que la rodeaban.

Gema Abad Ballarín. REUS (TARRAGONA)

El aborto y la Constitución

La cuna de las libertades y de la primera declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, Francia, ha incluido en su Constitución el derecho al aborto. Y ha suprimido la objeción de conciencia de los médicos. En España, el Tribunal Constitucional –tras adquirir un marcado perfil progresista y tras trece años de ominoso silencio– resolvió el año pasado (con extralimitación de lo pedido, pues no es esa su función) establecer un nuevo derecho constitucional, que denomina «derecho de la mujer a la autodeterminación respecto de la interrupción del embarazo». Podemos afirmar –de modo políticamente incorrecto– que el aborto no puede ni debe abordarse exclusivamente desde el punto de vista de la mujer ("mi cuerpo, mi elección", así rezaba un letrero colgado en la torre Eiffel). Como dijo el papa Francisco, es una contradicción suprimir la vida humana en el seno materno en nombre de la salvaguardia de otros derechos. La vida, fuera de toda consideración ideológica o religiosa, debe respetarse desde el momento de la concepción hasta la muerte natural. Pero no nos engañemos, desde la siniestra hasta la diestra, hay una aceptación social del aborto muy mayoritaria. Debe ser que ojos que no ven, corazón que no siente. Estamos ante el resultado nefasto de un relativismo que predomina: el derecho deja de ser tal porque no está ya fundamentado sólidamente en la inviolable dignidad de la persona, sino que queda sometido a la voluntad del más fuerte. De este modo la democracia, a pesar de sus reglas, va por un camino de totalitarismo fundamental.

Diego-León Guallart Ardanuy. ZARAGOZA

La adicción a la tecnología

En las aulas se observa el síndrome de abstinencia que algunos alumnos tienen si durante los cincuenta minutos de clase no teclean el móvil. Alguien ha comparado esta adicción con la del tabaquismo, promovida por una publicidad que se apoyaba en la seducción, la masculinidad o el elitismo, aunque paradójicamente también se afirmaba que las mujeres eran más femeninas y seductoras con un cigarro. En todo caso, hay una diferencia entre ambas adicciones, aunque también puedan percibirse los efectos de los móviles sobre la salud mental o el comportamiento social. Al mundo que rodea el manejo del ordenador se lo deifica y para muchos trabajos es vital su manejo, y no solo como una libreta de notas y programas, el conocimiento de la innovación tecnológica es un trampolín de ascenso en muchas empresas. En educación, por ejemplo, se piensa dar a los profesores un nivel de conocimiento tecnológico que quizá vaya ligado a un plus salarial. Esta exaltación de la tecnología digital que se vive hoy en nuestros trabajos fomenta actitudes en muchos padres. Y por eso, lejos de ver los móviles como un problema de salud, que lo son, vemos en el dominio digital una forma futura de promoción, que en muchos casos cuestiona incluso la formación integral y variada de conocimientos que debe impartir el aula educativa.

Javier Fatás Cebollada. ZARAGOZA

Los niños maltratados

Cada vez son más los casos de maltrato. Hay muchos niños que lo sufren directa o indirectamente. Hay hogares disfuncionales en los que los pequeños sufren abusos físicos, psíquicos, verbales, emocionales o todos a la vez. Llevan cargas que no les corresponden. Al ir creciendo pueden ir interiorizado esas actitudes nocivas por parte de sus cuidadores como normales. A veces las pueden repetir en la edad adulta y otras tienden a aislarse por falta de confianza en sí mismos. No experimentan un acceso gradual y sano a la edad adulta y desconocen sus capacidades y fortalezas. Es muy importante que los niños tengan infancias saludables para que luego se conviertan en adultos competentes. Hay esperanzas. Si se da la alarma a tiempo, los profesionales pueden reorientar y ayudar a niños o personas que sean o hayan sido víctimas de maltrato.

Carmen García Morán. ZARAGOZA

La envidia, un sentimiento destructivo

La envidia es un sentimiento bastante extendido. Cuando no tenemos suficiente autoestima, miramos a quienes han conseguido algo que nosotros no podemos disfrutar, sufrimos un odio a esas personas que, según nuestro criterio, lo merecen menos que nosotros. Puede llegar hasta el punto de despertar la mala fe, deseándole desgracias y calamidades. El que te hiere te hace fuerte; el que te critica te hace importante; el que te envidia te hace valioso, pero el que te desea lo peor tiene que soportar que te ocurra lo mejor.

Mariano Remiro Monteagudo. ÉPILA (ZARAGOZA)

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas. cartas@heraldo.es

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