Una maldición del calendario

Monumento que recuerda en Torrejón de Ardoz a las víctimas de los atentados del 11 de marzo de 2004.
Monumento que recuerda en Torrejón de Ardoz a las víctimas de los atentados del 11 de marzo de 2004.
Ayuntamiento de Torrejón / Europa Press

Tenemos los españoles la mala suerte de que, mediado marzo, nos toca recordar con pocos días de diferencia las dos mayores tragedias que hayamos vivido colectivamente en muchos decenios. 

Hoy, día 11, se cumple el aniversario, el vigésimo ya, de los atentados terroristas que, con epicentro en la estación madrileña de Atocha, costaron la vida a 193 personas. Y el jueves que viene, día 14, hará cuatro años desde que la declaración del estado de alarma nos hizo tomar conciencia clara del desastre que iba a provocar el virus de la covid-19, que causó más de ciento veinte mil muertes, además de incontables sufrimientos, gravísimas pérdidas económicas y un terrible trastorno en la vida cotidiana de todos nosotros. Es esta una maldición del calendario que parece que nos obliga a revivir, sin tregua, no solo el dolor y la angustia de ambos momentos, sino también los conflictos que surgieron -o que hicimos surgir- en torno a ellos. Porque en España, lamentablemente, es raro que acertemos a unirnos para hacer frente a las situaciones dramáticas, y es mucho más fácil que las aprovechemos para echar leña al fuego de nuestras permanentes querellas. Ojalá que en esta ocasión las conmemoraciones y los recordatorios no vayan por ahí, sino que sirvan antes que nada para evocar con cariño a las víctimas y acompañar y consolar a sus familiares, sin trifulcas políticas. En una entrevista con Paula Corroto, de ‘El Confidencial’, el premio Cervantes Luis Mateo Díez, hablando de otras cosas, decía algo que me parece de perfecta aplicación a estos y a otros aniversarios: «Los mistificadores son propicios a endosarte la memoria histórica, pero el olvido es a veces más piadoso que la memoria. Y la piedad es un bien extremadamente necesario y hermoso». Lo que también debería importarnos es saber si nuestro país está preparado para evitar, dentro de lo posible, que tragedias semejantes se repitan. Esa es una gran incógnita.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión