Ya sabemos que España no es terreno especialmente fértil para la investigación ni para el desarrollo técnico. Tampoco, para las iniciativas empresariales audaces. 

No es que no tengamos de lo uno y de lo otro; tenemos, sí, pero en medida mucho menor de la que nos correspondería por nuestro tamaño como nación y por nuestra potencia económica. Sin duda, la razón es que ni desde el poder ni desde la sociedad hemos abonado suficientemente ese campo. Y tal vez porque en cambio no nos va tan mal aprovechando lo que inventan otros por ahí fuera. Por eso parece un pequeño milagro, o no tan pequeño, que haya aparecido una empresa como PLD Space, que se ha propuesto, y lo está consiguiendo, hacerse un hueco en el mercado aeroespacial, desarrollando cohetes con los que poner en órbita satélites de pequeño tamaño. Y un prodigio resulta también que esta iniciativa haya conseguido reunir, a través de ayudas públicas pero también de aportaciones privadas, el dinero suficiente para hacer realidad sus proyectos. Quizás cabría esperar que, de suceder algo así en nuestro país, ocurriera en Madrid o en Cataluña o en Bilbao. Pero no, PLD Space nació y crece en Elche, tal vez porque en la ciudad que representa cada año el ‘Misterio’ ya están acostumbrados a lo prodigioso. La empresa ilicitana, además, y esto es lo que nos toca a los aragoneses, tiene uno de sus centros de desarrollo en el aeropuerto de Teruel, donde, según indicaba ayer su presidente ejecutivo, Ezequiel Sánchez, en entrevista con HERALDO, va a seguir invirtiendo para probar los motores de su cohete Miura 5. El mercado espacial está cada día más abierto, ya no es monopolio de las grandes potencias, y es bueno que España busque en él un nicho, o más de uno. Y en Teruel, la presencia de esta compañía aeroespacial no solo contribuye a consolidar la apuesta industrial de su aeropuerto, que tanto éxito está teniendo, sino que abre para ella nuevas perspectivas.