La inmigración y la población aragonesa
La población nacida en el extranjero continúa creciendo en el conjunto de Aragón y en la mayoría de sus comarcas. De manera que la inmigración se ha convertido en el principal freno al decaimiento demográfico y al envejecimiento.
Esta es una realidad que hay que reconocer y valorar positivamente, sin perjuicio de las medidas que sean necesarias para encauzar los flujos migratorios de manera ordenada y por las vías de la legalidad.
Un 16,5% de los alrededor de 1.350.000 habitantes con los que cuenta Aragón han nacido en el extranjero. Aunque muchos de ellos tienen ya la nacionalidad española, la cifra da idea del volumen de inmigrantes que han llegado a la Comunidad en los últimos años. Y el número de personas nacidas fuera de España siguió aumentando el año pasado en la mayoría de las comarcas aragonesas, al tiempo que también crecía su proporción dentro de la población activa. Ante las bajas tasas de natalidad que se registran en Aragón, y en toda España, la llegada de migrantes ha servido como compensación, permitiendo que se mantenga el crecimiento demográfico y que el nivel de envejecimiento no se acentúe todavía más. Es muy necesario tomar medidas de apoyo a las familias que favorezcan una recuperación de la natalidad. Pero en todo caso, la instalación de personas procedentes del extranjero va a continuar y hay que reconocer lo que esta realidad tiene de positivo y necesario. Una política inteligente y a largo plazo deberá procurar ordenar y encauzar legalmente los movimientos migratorios. Y, al mismo tiempo, destinar los recursos necesarios para la acogida, la formación y la integración de quienes viniendo de fuera en busca de una vida mejor están dispuestos a aportar su concurso al bienestar general. A la larga, esto redundará en beneficios para los migrantes y para la sociedad receptora.
