El caso Koldo y el pozo negro de la pandemia

Las mascarillas han quedado como el símbolo de la pandemia.
Las mascarillas han quedado como el símbolo de la pandemia.
Guillermo Mestre | Coronavirus. Framacia Labat. Ant

Todos andamos dando vueltas a las repercusiones políticas que tendrá o no tendrá el escándalo provocado por los tejemanejes de Koldo García y compañía. 

Y haciéndonos cruces por la desvergüenza que manifiesta este nuevo caso de corrupción, perpetrado además a cuenta de una perentoria necesidad colectiva. Sin embargo, siendo esto importante, no deberíamos perder de vista que quizás no sea lo más trascendente. Porque el caso Koldo es también un recordatorio de lo desastrosa que fue, en muchos aspectos y en muchos momentos, sobre todo en los primeros, la gestión de la pandemia. Un pozo negro que en general preferimos no mirar y al que nuestros políticos solo se refieren cuando piensan que pueden sacar de él algo de porquería para arrojar en la cara del contrario. Pero no hay que olvidar que negocietes indignos como el de Koldo García se fraguaron en medio de la confusión, el descontrol y el desconcierto en el que cayeron demasiadas veces, y otras incluso lo causaron, las autoridades cuando se comprendió la gravedad de lo que el virus de la covid iba a provocar. Un pánico caótico y una desesperada búsqueda de remedios. Hay en buena medida que comprenderlo. No era fácil ni había una guía que seguir. Pero sí hubiera sido necesario un examen de conciencia profundo, detallado y no partidista de lo ocurrido. No con el objetivo de llenar a nadie de culpas y reproches, que aquello fue trágico para casi todos, sino con la intención de extraer las lecciones necesarias y prepararnos mejor para la siguiente epidemia. Que ojalá que tarde mucho, pero la habrá. Cuatro años después del primer estado de alarma -por cierto, inconstitucional- me parece que poco o nada se ha hecho en España ni para aprender de los errores ni para estar mejor prevenidos la próxima vez. La Justicia aclarará, mejor o peor, el caso Koldo y rodarán las cabezas que rueden. El pozo negro de la pandemia, sin embargo, seguirá abierto.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión