El futuro de la basura

El futuro de la basura
El futuro de la basura
Pixabay

De mis años neoyorquinos recuerdo con especial repugnancia, y no por ello con menos ternura, los roedores apresurándose a rasgar el plástico de las bolsas de basura al atardecer.

Acumuladas cual montañas en las aceras de toda la ciudad, su hedor y la facilidad de acceso atraía a las ratas de los barrios más selectos. Porque, como ocurre con flatulencias y excrementos, no hay ser humano que escape a la inmundicia de los desechos, tampoco en la Gran Manzana. La suciedad se agolpaba en Chelsea como en el Bronx, para deleite de todo tipo de plagas. Pero el futuro ha llegado a Harlem, escenario de prueba para un prototipo de camión con carga lateral que recoge los nuevos contenedores. Los medios de comunicación de todo el país se reunieron con música triunfal de fondo para contemplar boquiabiertos la llegada del progreso. Con el lema ‘El futuro de la basura está aquí’, los periodistas congregados aclamaban a los servicios de limpieza mientras medio mundo se mofaba del disparatado anuncio. Tantos años vendiendo el humo vanguardista para delatarse con un letrero en torno a la porquería. Cabría preguntarse si no seremos igual de risibles por nuestras costumbres de vertido: si paramos a pensar en la ingente cantidad de envoltorios y embalajes que acumulamos para, en el mejor de los casos, reciclar en cualquiera de nuestras ciudades, tal vez lleguemos a la conclusión de que nuestro acopio de inmundicia es tan ridículo como implantar a estas alturas el sistema de recogida mecanizado. La gestión de la basura es cuestión de dignidad humana y un compromiso con nuestra supervivencia.

Almudena Vidorreta es profesora y escritora

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