Director de HERALDO DE ARAGÓN

Fouché, Ábalos y Sánchez

Fouché, Ábalos y Sánchez
Fouché, Ábalos y Sánchez
Heraldo

La influencia otorgada por Stefan Zweig a Joseph Fouché en la Francia de finales del XVIII y principios del XIX no residió únicamente en su capacidad para la supervivencia política, "en hacerse el muerto, como algunos animales, para que no lo maten", sino en su permanente ejercicio de adaptación. 

"Este experimentado olfateador del viento" supo acomodarse a la Revolución francesa, al Directorio, al Consulado y hasta a la etapa napoleónica instalando el cambio de parecer en el manual del sostenimiento del poder. Zweig, que coloca a Fouché como uno de los personajes más influyentes en la historia de Francia al situarlo en rivalidad con Robespierre y Napoleón, se deja seducir por la figura del hombre convertido en político que se expresa ajeno a la exigencia ética de la coherencia.

El ‘foucherismo’, lejos de ser denostado, se ha convertido en un falso atributo de la política moderna. La capacidad de resistencia, el atrevimiento que implica persistir en soledad con obstinación, se ha incorporado, pese a todas sus contradicciones, como una parte significada de un comportamiento que anula principios y valores. Así, aguanta el exministro José Luis Ábalos, en otro tiempo todopoderoso secretario de Organización del PSOE y persona de máxima confianza de Pedro Sánchez, proclamando su inocencia desde el grupo mixto sin reparar en el daño que causa a su credibilidad y a la de las instituciones. Negando la evidencia de un círculo que continúa estrechándose, Ábalos, a quien tampoco parecen importarle sus 43 años de militancia en el PSOE, ignora el peso de sus anteriores responsabilidades y la dignidad de aquel que nunca pensó que terminaría aferrándose a su condición de aforado. El caso Koldo, que también permite descubrir a un dogmático ministro de Transportes, Óscar Puente, indicando a su compañero de filas el camino que debe tomar "un buen socialista", traduce los miedos de aquellos que han terminado atragantándose con su propia sensación de impunidad.

Protegerse detrás el aforamiento no le libra de su responsabilidad política y solo fija un claro desprestigio sobre su trayectoria

Causa pavor descubrir el perfil de un asesor ministerial como Koldo García, pero más preocupación despierta que los mismos que elevaron y ampararon a este personaje se hayan sentido cómodos compartiendo trayectoria política. Las responsabilidades de Ábalos no pueden ignorarse, como tampoco puede soslayarse el descrédito generado por un ministerio sobre todo un gobierno.

La creencia de que el encapsulamiento del caso Koldo en la figura de Ábalos evitará el contagio resulta ingenua, en especial cuando la mancha ya se extiende a Baleares (con Francina Armengol, presidenta del Congreso y tercera autoridad del Estado, señalada) y a Canarias. Sin que el PSOE pueda controlar al que fue uno de sus más destacados militantes, resulta bochornoso descubrir que la corrupción es para los partidos una hidra persistente, repleta de ramificaciones, que continúa moviéndose con demasiada libertad (conviene aclarar la reunión mantenida por la esposa del presidente).

Con Ábalos calificado por el juez como «intermediario» de la trama y con el actual secretario de Organización, Santos Cerdán, atrapado por su relación con Koldo García, no vale con hacerse el muerto o abonarse a una repetida confesión de inocencia. El ‘foucherismo’, la resistencia concebida como posibilidad de un retorno futuro, es hoy una vía cegada. El PSOE de Pedro Sánchez, que alcanzó el poder mediante una moción de censura construida sobre los casos de corrupción del PP y que con el caso Koldo se muestra igualmente señalado ante la opinión pública, solo podrá convivir con la vergonzosa y desgastante presencia de Ábalos en el grupo mixto si apuesta por una sincera colaboración con la Justicia. «Fouché –tal y como escribió Zweig al explicar su ocaso– tendrá que pagar ahora su culpa de no haber servido jamás a una idea, a una pasión moral de la Humanidad, sino siempre y únicamente al favor perecedero del momento y de los hombres».

miturbe@heraldo.es

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