jefa de Información municipal de Zaragoza en HERALDO DE ARAGÓN

La corrupción y el vergonzoso 'y tú más’ del Congreso

Sánchez y Feijóo durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso
Sánchez y Feijóo durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso
Efe

No hay corrupción más miserable que la que se lucra a costa del mal ajeno. Y sacar tajadaccon la venta de mascarillas en plena pandemia es la forma más rastrera. La Justicia dará y quitará razones. Mientras tanto, el descontrol del Congreso, que debería haber tocado techo, va a más. Se enzarzan Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo a cuenta de la corrupción, en una suerte de 'y tú más' que sonroja a todos los que asisten, un miércoles más, a un cruce de reproches entre el Gobierno y la oposición alentado por risas, palmas y abucheos de afines y rivales, difícil de explicar e imposible de entender por los que estamos fuera.

No fue al Congreso José Luis Ábalos. Tenía trabajo fuera, tratando de justificar por radio, televisión y prensa por qué se niega a entregar su acta de diputado y se va con los podemistas al Grupo Mixto más heterogéneo de la historia. Se tambalea la legislatura. Y ya no es solo por la ley de amnistía. Cada voto vale su peso en oro, hasta los de quienes empezaron en el Gobierno y han ganado más poder desde que están fuera.

Solo le faltaba al sanchismo el caso ‘Koldo’ para cerrar un fatídico mes de febrero en el que la debacle en Galicia lo ha dejado tocado. Si hay una figura clave en un partido, más allá del líder y el portavoz, es el ‘fontanero’, el perejil que está en todas las salsas, el que conoce todos los entresijos; y en el PSOE el antiguo, Ábalos, y el actual, Santos Cerdán, tienen más protagonismo del que jamás buscaron.

Mientras en el Congreso discuten de corrupción, en Aragón miramos al Ebro. Porque la vida sigue, y más allá de la gresca política está el día a día de las familias; esas que pagan el aceite a precio de oro; que se dejan medio sueldo en la cesta de la compra, que pasan dificultades para llegar a fin de mes, que sienten vergüenza ajena al ver el templo de la palabra transformado en un patio de colegio donde lo que apetece es mandar a todos al rincón de pensar.

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