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Cartas al director de HERALDO: La enseñanza y la educación

Pedro Sánchez.
Pedro Sánchez.
Susana Vera / Reuters

La enseñanza y la educación

Soy de la quinta del 46. Nací en un pequeño pueblo, escuela con dos plantas, una de niños y otra de niñas. Ahí nos daban enseñanza, matemáticas, geografía… que no educación, que la recibíamos de los progenitores. 

A mi padre solo hacía falta mirarlo para irnos a la cama sin cenar y mi madre soltaba la zapatilla con facilidad porque éramos cuatro y bastante trastos. De mi padre recibí consejos que todavía cumplo al dedillo: las cosas solo pueden hacerse de dos maneras bien o mejor; no compres nada que no necesites o no puedas pagar. Hoy me consuela pensar que no tengo un yate porque no lo necesito. Educación de los progenitores que daba como resultado el respeto a los mayores y decir no cuando alguien te ofrecía algo sin que ellos lo aprobaran. Hoy a los niños no se les educa como antes, sino que se les dan privilegios innecesarios. Los niños reciben educación en la escuela, los progenitores no tienen tiempo y les dan lo que pidan para que no protesten, así que se aprovechan. Todos tienen un móvil y así los vemos en el transporte público, sentados y aprendiendo todo lo que les enseña la tecnología, barbaridades incluidas, pero evitando levantar la vista y ceder el asiento a una persona necesitada. Después de esta reflexión me queda la duda de si nuestro presidente del Gobierno fue educado por sus progenitores o pertenece a esta nueva etapa de niño mimado. Nunca le he oído hablar con educación y no voy a ser yo quien le eche la culpa a nadie, porque entiendo que hay niños que nacen prepotentes y este nos ha salido matrícula de honor. Otro éxito inigualable para esta España de charanga y pandereta.

Pedro Calvet Gutiérrez. ZARAGOZA

Encerrada en el baño

La madre llama a la puerta del aseo compulsivamente. La hija adolescente se ha encerrado desde hace buen rato. El aseo es su paraíso. Un espejo cubre toda una pared. En el armario hay cajones repletos de artículos de cosmética. Lleva en el cabello una mascarilla que da brillo a su larga melena. Su rostro adolescente lo cubre otra mascarilla. Se busca en su rostro poros abiertos, granos, manchas, sin encontrar defectos, pero se extiende cremas por si acaso. Cubre sus mejillas con polvos de color que tapan su vello de adolescente. Realza sus ojos perfilando su contorno con lápiz negro. A continuación se pone rímel para alargar sus pestañas. Se oscurece las cejas con un lápiz para espesarlas en un trazado perfecto. Labios pintados de carmín rosa hacen una boca deseable. Su rostro ha cambiado. Su gesto de niña inocente se pierde en el aseo, ansiosa por verse mayor. Agita su melena larga y brillante. Se encaja un pantalón ajustado y una camiseta corta, que deja ver el estómago. Zapatillas de marca. Abre la puerta, mira a su madre con desdén y sin decir nada coge su bolso, se lo cuelga del hombro y se va con las amigas a comprar más cosmética. Su madre le ha pedido un beso de despedida, pero la niña no quiere que le estropee el maquillaje.

Pilar Valero Capilla. ZARAGOZA

La injusta revalorización porcentual de las pensiones

No puedo entender por qué si la cuantía que recibe cada pensionista en la hora de su jubilación es en razón de lo que hubiese cotizado (unas cuatro veces entre los que más y menos cobran), después de su jubilación, cuando ya todos han dejado de pagar a la Seguridad Social, el incremento de las pensiones no es igual para todas. Haciendo de manera torticera la revalorización porcentual y no lineal, consiguen algo que me parece vergonzoso, que por cada euro que aumentan las pensiones más bajas aumentan unos cuatro las más altas. Esto que parecería increíble que alguien se atreviese a hacer es completamente cierto. En ayudas que se crean con el fin de favorecer a quienes más lo necesitan, al hacer el reparto de forma lineal benefician a todos por igual, a quienes tienen y a quienes desean; y sin embargo en esto que denuncio, donde hay un montón de razones para que la revalorización sea lineal, la hacen porcentual: ¡ole tu salero! Los jubilados con pensiones medias-altas en general consideran que ellos siguen pagando mucho más, sin tener en cuenta que las pensiones son rentas del trabajo y, por ello, cotizan como cada cual, ni más ni menos. Puedo entender a quienes tienen las pensiones más altas, porque la revalorización porcentual les favorece y no poco, pero quienes tienen pensiones medias, a los que no les favorece ni les perjudica un sistema u otro, causa pena ver que prefieren ayudar a quienes tienen las mejores pensiones antes que favorecer a quienes tienen las mínimas. No deja de sorprenderme, aunque no mucho, escuchar a sindicalistas, periodistas, tertulianos… hablar de lo divino y lo humano, pero sobre esto que denuncio ni la mínima mención. Y nuestros políticos, los viejos, los jóvenes y los recién nacidos, que se llenan la boca con la defensa de los más necesitados, ¡qué hermoso ejemplo de cómo se camina con las palabras hacia adelante y con los hechos hacia atrás! Conozco a personas con más de cuarenta y cinco años cotizados que ahora, con más de 80 años y una pensión que apenas llega a los 800 euros, tienen que soportar una revalorización que cada vez los aleja más de los que más cobran. Hoy en día hasta los perros tienen quien los defienda, pero por estas personas nadie con alguna influencia mueve un dedo.

José luis Viñuales Echeverría. ZARAGOZA

Listas de espera para la dependencia

Las ayudas a la dependencia tienen una larga lista de espera absolutamente insufrible para esas personas mayores y sus familias. No puede ser que hasta que te valoran pasen varios meses y hasta que te concedan el grado otros tantos. Y para cuando recibes la ayuda o es tarde o las familias deben hacerse cargo del coste de una residencia privada o una persona que cuide a su familiar. Con el tiempo que llevamos con la ley de dependencia, los políticos ya deberían haber reforzado este derecho dotando de medios materiales y humanos a este departamento, que depende de las comunidades autónomas, pero cuyas pautas las marca el Gobierno central. Y más sabiendo que la expectativa de vida es cada vez más alta. Los servicios sociales están infradotados. Mientras las familias han podido atender a sus mayores lo han hecho, pero la sociedad debe devolver a estas personas cuidados más especializados y más plazas de residencia para quienes desean evitar la soledad, o lo requieran. Se lo debemos, ellos ya lo dieron todo.

Luis Solanas Cebolla. ZARAGOZA

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