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  • Editorial

Las nevadas mejoran las perspectivas

La nieve ha acompañado la apertura de la estación de Candanchú este sábado.
Nieve abundante en Candanchú este pasado sábado.
Candanchú

Las estaciones de esquí del Pirineo aragonés esperan una buena recta final de la temporada tras recibir las mayores nevadas del invierno. Aunque sea en la última semana de febrero y la primera de marzo, la nieve caída y la que previsiblemente caerá en los próximos días augura buenas jornadas para el turismo de montaña y también para el almacenamiento de agua en los embalses. Todo dependerá de la evolución climática, de las posibles precipitaciones y de la velocidad del deshielo. No obstante, como dice el dicho, ‘año de nieves, año de bienes’.

Las borrascas Louis y Mónica han dejado este fin de semana abundantes precipitaciones en las estaciones del Pirineo aragonés, especialmente en la zona más occidental, que han permitido ampliar la superficie esquiable en casi 40 kilómetros sumando las nuevas pistas que han abierto Astún-Candanchú y Formigal-Panticosa. Un panorama que permite a las estaciones mejorar sus perspectivas de cara al último mes de campaña, ya que cerrarán tras la Semana Santa. No obstante, el balance global de la temporada dependerá de la meteorología a partir del 15 de marzo, que es cuando se compromete más la continuidad del manto blanco.

La escasez de nieve que ha habido en la temporada hasta esta semana confirma la opinión de los expertos de que los ecosistemas de montaña son muy sensibles a los efectos del cambio climático. El efecto invernadero se puede traducir en que parte de las precipitaciones pasen de caer en forma de nieve a hacerlo como lluvia, con nevadas aún más tardías y deshielos más tempranos. Este escenario obliga a replantear el modelo del turismo de montaña. La tarea es adaptar las estaciones a la nueva realidad climática y desarrollar una oferta turística para todo el año.

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