Por
  • Cartas al director

Cartas al director de HERALDO: Una agradable visita a Illueca

19 Illueca
Una agradable visita a Illueca
Laura Uranga

Una agradable visita a Illueca

Desafiamos un día gris con unas ilusiones enormes. Nos aventuramos quince amigos, entre los que destacan ilustres personajes de la sociedad aragonesa: el destino, Illueca, con parada junto al castillo-palacio del Papa Luna. Apareció el sol y pudimos tomar fotografías. 

Tuvo a bien nuestro alcalde darnos la bienvenida, agradeciendo la visita. La experta guía, que nos hizo retroceder a los tiempos de Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor, explicó minuciosamente cada detalle arquitectónico del palacio, cada momento de la historia, la fábrica que aprovecha la roca para sus cimientos, las estancias palaciegas, los arcos sobre las dependencias nobles, la sala dorada, los ventanales góticos... y la creación de la primera comarca de Aragón: la del Aranda. Gratitud especial a nuestro párroco, mosén César, que tuvo la delicadeza de, en su ausencia, permitir la visita a la iglesia de San Juan Bautista, que me impuso el esfuerzo y, al mismo tiempo, la satisfacción de explicar al grupo los detalles del templo, sus retablos, sus magníficas pinturas, añadiendo anécdotas de mis tiempos de monaguillo. ‘Primum vivere, deinde filosofare’, nosotros invertimos el aforismo: primero nos cultivamos, aprendimos y filosofamos; después vivimos, ya lo creo que vivimos, en una mesa repleta de placeres gastronómicos y regada, prudentemente, por vinos de la tierra. Los amigos agradecieron la jornada. La estancia fue tan de su agrado, sintieron tanto nuestra hospitalidad que prometieron volver acompañados de parientes y de otros amigos. Illueca merece estar en el ánimo de muchos otros aragoneses, españoles, europeos y del resto del mundo.

José Javier Forcén Ruiz. ZARAGOZA

¿Dónde está la empatía?

En estos días iba en el bus y hubo algo que de verdad me hace creer que los seres humanos estamos deshumanizándonos, no generalizo. Sucede que el bus iba lleno e iba una chica, por sus rasgos era Suraméricana, con esto no quiero que se malinterprete; iba con un bebé en brazos, se notaba que era un recién nacido, estaba arrimada a uno de los tubos del bus tratando de dar el pecho al bebé porque lloraba mucho. Una vez que consiguió de una forma darle el pecho, este se calló. Pero lo que más me llamó la atención es que había personas, más mujeres, que la miraban e iban sentadas, y ninguna tuvo la gentileza de ofrecerle el asiento. Solo hubo un señor, que iba con su esposa, al que miré y veía mi cara de malestar al ver lo que pasaba y le cedió el asiento a la chica con el bebé. La señora que estaba al lado le miraba con una cara de enfado, diría yo, porque igual estaba sacando de contexto lo que es darle el pecho a un bebé, que creo que es el acto más puro y natural. Es una lástima que habiendo tantas personas sentadas, sobre todo mujeres, pasase esto. Luego, que feminismo y demás, pero a la hora de la práctica, ¿dónde queda el apoyo entre nosotras? Debemos tener más empatía y dejar los prejuicios.

Adelita Rodríguez Abreu. ZARAGOZA

¡Qué me va a contar un griego!

En los medios de comunicación, como en la vida real, se han forjado dos posturas ante la revolución tecnológica de la era postmoderna que ya se nos ha echado encima: buscar respuestas en el pasado o buscar repuestas en el presente. De hecho, las redes son hervidero ahora mismo de inteligencias artificiales que entrenamos los usuarios de forma masiva en gratuidad absoluta. Hay personas que preguntan al pasado por los cambios del presente. Unos, al pasado grecorromano; otros, a la Edad Media; otros, al barroco; otros, a la modernidad, en un intento de no olvidar quiénes son, de dónde vienen y a dónde van, probablemente al vivenciar el mundo con cambios drásticos que se producen a una velocidad inasumible. Esto es, eligen qué creer, eligen qué defender. Y eligen defender el pasado. Pero las respuestas a nuestro futuro ya no se encuentran en el pasado. Se encuentran en el presente. Un tiempo de revolución, de cambio radical como jamás se ha producido en la Historia. ¿Qué es lo más revolucionario que ha sucedido en la historia? Resumiendo mucho y sin entrar en mayores consideraciones de evolución tecnológica, política, social, económica, cultural… una primera revolución, la revolución agrícola o descubrimiento de la agricultura, domesticación de plantas. Un hombre cazador se transforma en productor y aldeano sedentario. Una segunda revolución, revolución urbana. El control del agua conduce al surgimiento de la ciudad y a la aparición de la escritura. Una tercera revolución, revolución industrial o aplicación de la máquina de vapor al sistema de producción, surgiendo la industria. La conversión del hombre en esclavo de relojes renunciando a su plusvalía. Ya no hay más revoluciones. Salvo la de ahora mismo. Una cuarta revolución que inicia una nueva era, la revolución tecnológica inteligente iniciada con la generalización del chip –y el móvil– en la catarsis de fin del siglo XX. Revolución tecnológica que supone en 2024 inteligencias artificiales binarias democratizadas para su entrenamiento en el magma mundial abarrotado de ideas humanas, de datos humanos, de identidades y saberes a su disposición, mientras avanza la formación de inteligencias de estructura cuántica. ¿Qué me tiene que explicar un griego antiguo? No lo sé. Entiendo que su cultivo es una forma de no perder referentes filosóficos y saberes antiguos. Pero no creo que un romano me prepare para asumir cuanto vivo en este presente donde en breves cualquier IA podrá realizar suplantación de identidad humana. ¿Y qué es un hombre sin su identidad? A título personal, me rechina hasta la víscera todo cuanto es antiguo. Y antiguo es todo cuanto no pertenece al tercer milenio. La nueva era, en la que el planeta, el saber y el dominio dudo mucho que vayan a mantenerse en situación de valor antropocéntrico.

Victoria Tejel Altarriba. ZARAGOZA

Una visita a la televisión

El martes 13 de febrero mi hermana y yo fuimos a la visita guiada que organizó la Corporación Aragonesa de Radio y Televisión. Nos enseñaron la redacción, conocimos a varios locutores, visitamos la sala de maquillaje y entramos a diferentes platós. Incluso nos obsequiaron con unos detalles. La experiencia fue superinteresante. Quería agradecer a todo el personal que trabaja allí su buena acogida. Especialmente a Ana, que nos acompañó y nos explicó todo con mucha profesionalidad y cercanía. Muchas felicidades y muchísimas gracias por lo bien que lo hacéis.

Beatriz Monreal Aliaga. LA MUELA (ZARAGOZA)

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono).

HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas. cartas@heraldo.es

(Puede consultar aquí todas las cartas al director publicadas en HERALDO)

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión