Por
  • Carlos Rubio Pomar

Ejecución hipotecaria, ¡apunten! ¡fuego!

Ejecución hipotecaria ¡apunten! ¡fuego!
Ejecución hipotecaria ¡apunten! ¡fuego!
Heraldo

Mi último año de los diez que estuve de juez sustituto, allá por 2010, en un juzgado de primera instancia e instrucción de la provincia de Huesca. Podría ser cualquiera de España, pudimos ser cualquiera de nosotros. Allí estaba yo con la sensación de dirigir un pelotón de fusilamiento más que impartir justicia, el alma encogida. 

Una pareja de nuestros compatriotas, allí sentados con cara de estupefacción absoluta, como si aquello fuera irreal. Habían comprado una casa poco antes de estallar la burbuja inmobiliaria, 240.000 euros, y todo salió mal. Agotados los ahorros, las súplicas, el paro, la entidad financiera allí representada exigía la ejecución. Sólo habían pagado un par de años, solo intereses; la ley, inflexible, ‘sed lex’, estipulaba que el banco se quedara la propiedad por la mitad. El resto, otros 120.000 euros, será la condena que perseguirá a ambos el resto de su vida, a perpetuidad, una cárcel sin barrotes, una condena en años mayor que cualquier delito de sangre. Su culpa, intentar formar una familia y un lugar donde vivir. Abocados a trabajar en b, perseguidos en ejecución, el amor no tardará en romperse, la salud también. La riada de desastres humanos, compatriotas nuestros, españoles todos, demoledora.

Entonces yo me preguntaba en qué consistía la ‘obra social’ de las entidades de crédito, por el juzgado desfilaban todas ellas y sus ejércitos de abogados. Quienes justificaron el desastre alegaron que ‘vivían por encima de sus posibilidades’. Antes decían que los pisos nunca bajan. ¡Panda de hipócritas! Los mismos que acto seguido suplicaban que papá Estado pagara los platos rotos, ¡que vienen los ‘cocos’!, 60.000 millones de euros que pagamos los españoles para salvar entidades financieras y que nunca volverán. Otros 50.000 millones avalados a la Sareb, pérdidas aseguradas, cumplidos los pelotazos, queda morralla a colocar. Hubo que esperar al año 2011 para que la ejecución subiera al 60% del valor de la vivienda habitual, al 2013 para que fuera del 70%. Sube al 80% al menos, ya, mañana, y prohíbe directamente la ejecución de avales si estos son la vivienda habitual de personas de más de 65 años que no tengan otros bienes.

Ninguno de nuestros abuelos debería verse en esas. Parches y más parches, el Gobierno anuncia a bombo y platillo un aval del 25% para que los jóvenes puedan comprarse casa. Con esa medida sólo vas a aumentar la burbuja. En teoría, el banco asume otro 25% del aval; voluntariamente, será que no; al tiempo. Está calculado para precios de 200.000 por piso. Nuevo desastre. ¡Es el suelo estúpidos!, parafraseando a Clinton.

El Gobierno anuncia a bombo y platillo un aval
del 25% para que los jóvenes puedan comprarse casa, pero con esa medida sólo va a aumentar la burbuja

Destina ese dinero a avalar la obra, pon los suelos, hazlo a coste cero para primera vivienda, una verdadera política de vivienda pública. La repercusión del ladrillo, la obra nueva en sí, pasa por unos 1.000 euros metro cuadrado, una casa de 70 metros por 70.000 euros, impuestos y notarios aparte. Lo demás, especulación, ese es el problema.

La natalidad va directamente unida a la vivienda. No hay casa, no hay hijos. 200.000 de deuda, 1.300 euros de hipoteca a 20 años. 1.134 euros de sueldo, con gastos una pareja sólo puede comer.

En breves, la DGA anunciará VPO de hasta 200.000, IVA incluido (módulos actuales). ¡De chiste! Divorcio a los 40 garantizado, así no se puede vivir.

Las administraciones públicas llevan vendiendo suelo muchos años para pagar exponabos y chorradas, contribuyendo igualmente a la especulación, y luego suben un 29% los impuestos para pagar el servicio: basura. Basta de subvenciones y avales para compras imposibles. Hay que atacar el problema de fondo, el suelo y la obra. Los avales públicos, que garanticen la construcción, alquiler público que cubra la hipoteca de la obra. Nómina y contrato de trabajo, ahí tienes un piso público, si vienen mal dadas no tendrás una tumba de la que no podrás salir.

Y así seguimos: 400 euros gratis, cheque bebé primero, otros 400 para porno y juegos cuando cumplas los 18. Alquileres a ese precio, ninguno, adiós a tener familia. Se busca habitación en piso compartido, amores de barra y Tinder. Anuncios, parches, humo, nueva burbuja en breves, repetimos los errores del 2008. ¡Carguen! ¡Apunten! ¡Fuego!

Carlos Rubio Pomar es profesor universitario

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