Trump y Europa

Donald Trump.
Donald Trump.
Andrew Kelly / Reuters

Las declaraciones en las que Donald Trump decía que, si volviera a ser presidente de Estados Unidos, se desentendería de un posible ataque de Rusia contra algunos países de Europa han causado consternación, esta semana, en algunos círculos. Aunque me temo que no han inquietado demasiado a la opinión pública europea en general, al menos al oeste del Oder, y menos todavía a la española. Estamos más preocupados por otros asuntos que parecen más urgentes, y tal vez lo son, pero no deberíamos echar en saco roto ni la amenaza que supone el irredentismo de Putin ni la tremenda irresponsabilidad de que hace gala Trump, que podría significar la desaparición de la OTAN. Lo que dejaría solos a los europeos frente a Rusia. Por eso ayer Inocencio Arias, personalidad con un largo bagaje diplomático y que conoce muy bien la política internacional, nos advertía de que la posible victoria de Trump en las elecciones estadounidenses de noviembre es también problema nuestro, que nos afectará seriamente si ocurre. Y puede ocurrir, porque el millonetis neoyorquino le saca ventaja a Biden en todas las encuestas. Y lo peor, señalaba Arias, es que las críticas de Trump por el escaso esfuerzo que hacemos los europeos en pro de la defensa común «son compartidas por un número creciente de sus compatriotas». Trump manipula los datos y habla con una pasmosa temeridad, pero es verdad que los países europeos tienen que dedicar más recursos a la defensa. Lo acaba de decir el canciller alemán, Olaf Scholz, en la Conferencia de Múnich sobre seguridad: «La amenaza de Rusia es real. Por eso nuestras capacidades de disuasión y defensa tienen que ser creíbles y seguir siéndolo. Los europeos deben hacer más en materia de seguridad». Y ojo, porque España, también lo recordaba Inocencio Arias, está a la cola de Europa en gasto de defensa.

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