La vida en serio

La vida en serio
La vida en serio
Pixabay

A estas alturas del embarazo, mi hermana es una suerte de huevo kínder con un regalo de tamaño excesivo. Aun así, esa cinturita de avispa reina no tuvo reparos en acompañar a mis padres a pasar un fin de semana en Madrid. 

Un viaje adaptado a las circunstancias que no nos impidió pasear, o salir a cenar. Fue uno de esos viajes que recordaremos siempre, no solo por ser el último en que mi sobrina vino en alta velocidad y en útero a la vez, sino porque nos dio un espacio a la dimensión que alcanza el paso del tiempo, las decisiones, la vida que pronto será otra.

Hay un hecho tan predecible como invisible en cierto punto, que es la intrascendencia que se le da a vivir lejos de la familia. Los padres, hermanas, tíos… dirigen su vida en una constante que tú visitas, celebras o lloras, y regresas al faro porque todo fluye y nada encalla. Es un devenir feliz, inconsciente, rutina de kilómetros por falta de trascendencia, ambición, curiosidad. Pero todo eso, como barro que cae porque el agua es más constante que violenta, se reblandece cuando Gil de Biedma te abre la página de la vida en serio, que es prospecto antes que poema, y te abruma la vida-cárcel, la duda en las decisiones, el fin del trayecto, la cautividad de la intendencia.

Los días en Madrid con la familia, los paseos hasta donde todo sigue, son también una pregunta de qué se debe sacrificar para estar en los lugares correctos. La vejez, la enfermedad, las nuevas vidas, sostener a los amigos, un rostro reconocible, el miedo a ser un extraño en casa, lo que se pierde, lo que anhelamos si olvidamos ser egoístas.

Estos días de cuenta atrás para lo que ya en casa se está elevando más a advenimiento que a parto, mi madre coge religiosamente el casetero para pasar las tardes con mi hermana en Zaragoza, y mi padre no hace mucho puso papel pintado de un conejo en el cuarto de la pequeña. Me gusta pensar que esos hábitos compensan una distancia de la que me habló Gil de Biedma cuando yo era un crío que quería leer de amor sin entender lo inmenso de la palabra y de su compromiso.

Juanma Fernández es periodista

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por Juanma Fernández en HERALDO)

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