La Seo y el Templo de Salomón

La Seo y el Templo de Salomón
La Seo y el Templo de Salomón
Lola García

El arzobispo de Zaragoza, don Lope Fernández de Luna, de camino por Villarroya, oyó una voz que repetía a gritos: "¡Arzobispo don Lope, confesión!". Orientó sus pasos al origen del sonido y vio, atónito, cómo salía de una cabeza humana sin cuerpo que saltaba hacia él. La cabeza le explicó el caso: decapitado su dueño, en aquel letal instante invocó a san Miguel, para no morir inconfeso. 

El arcángel conservó viva la cabeza, que murió solo tras recibir la absolución. Por ello –decíase– don Lope edificó, en su Seo de Zaragoza, una fina capilla al guerrero celestial. La gente de la ciudad la llama confianzudamente ‘la parroquieta’, puesto que funge hoy como parroquia del barrio.

Sus dos últimos párrocos, Gregorio Forniés, hace poco jubilado, y Daniel Granada, su sucesor, se han ocupado de su aseo y valoración. Fue noticia el redescubrimiento y limpieza de la cripta funeraria de don Lope, que Forniés adecentó, a partir de la ennegrecida carbonera que encontró a su llegada. En 2013 dejó listo para exhibición ese lugar subterráneo, de treinta metros cuadrados, al que se accede por angostas escaleras de interesante factura, cubiertas por el arcaico sistema de aproximación de hiladas de ladrillo, y no por abovedamiento con dovelas.

Una línea de estudio, iniciada por Javier Peña, defiende que ese recinto es islámico, aunque reaprovechado por los cristianos. Los más creen que es obra episcopal, mediando artesanos mudéjares. Javier Ibáñez –primero, con Juan Zaragozá y, luego, con Jorge Andrés– explicó cómo la capilla es, en realidad, una asombrosa réplica del Templo de Salomón en Jerusalén.

En efecto, las proporciones de la capilla son 6:2:3 (largo, ancho y alto); o sea, 60 x 20 x 30 varas de Aragón. Idénticas a las proporciones que la Biblia (Libro I de los Reyes, cap. 6) asigna al templo que Salomón erigió a Yahvé en el monte Moriah. David, su padre, conquistó la ciudad y quiso construirlo, pero Yahvé se lo prohibió, a causa de sus muchos pecados. Fue el primer Templo al Dios de Israel y el único que el judaísmo admite en el mundo. "La casa que alzó Salomón para el Señor tenía 60 codos de largo, 20 de ancho y 30 de alto". El Templo que admiraba el autor bíblico era, en realidad, pequeño. Los israelitas sedentarios recientes, por vez primera tenían una capital estable. Ya no querían tiendas para acampar, sino edificios. El Templo bíblico medía solo 30 metros de largo (el Pilar de Zaragoza tiene casi 130, para hacerse idea).

Ibáñez y sus colegas llamaron la atención sobre un interesantísimo fenómeno que ha sido poco valorado. Véase. "La parte secreta del Templo –dice la Biblia– tenía 20 codos de largo y 20 de ancho y 20 de alto y la revistió de oro puro". Se trata del ‘sancta sanctorum’ (el ‘debir’, en hebreo) inaccesible a todos, salvo al sumo sacerdote (y con restricciones). Formaba un cubo de 9 metros de lado que guardaba el Arca de la Alianza –más conocida hoy por Indiana Jones que por la Escritura–, cuyo interior contenía las Tablas de la Ley y otros tesoros.

Si bien apenas ha tenido eco social, los historiadores del Arte descubrieron hace unos años que Zaragoza guarda una interesante analogía del Templo de Jerusalén

Jerusalén junto al Ebro

Tal es la causa de que el tramo del fondo de la parroquieta, donde está el altar, fuese, también, un cubo perfecto. Fue el plan de don Lope. El presbiterio es un cuadrado de 5,1 m de lado. Para formar un hexaedro, tendría que medir también 5,1 m de alto. ¿Es así? Como aclaran nuestros estudiosos, "si se tiene en cuenta que el pavimento del presbiterio reposaba sobre la bóveda de la cripta, el arranque de la armadura [cubierta de madera] se situaba a 5,10 m de alto". Don Lope quiso, pues, yacer en una réplica del primer templo que se construyó a Yahvé en la historia y estos investigadores han sabido hallar su eco en Zaragoza. No era en absoluto evidente y eso se les debe.

Por entonces, se creía que el Templo era lo que nosotros llamamos Cúpula de la Roca, brillante por su oro. Jerusalén cayó en manos islámicas en 1187. Del oro brillante y de la mención bíblica proviene la espectacular cubierta interior dorada de la capilla de don Lope, finísima obra mudéjar de mucho mérito y cuyos numerosos colgantes (mocárabes) simbolizan "las esferas celestes o la realidad atomizada unificada por Dios".

No se olvide que el papa Clemente VI había otorgado a don Lope en 1379 la dignidad de patriarca de Jerusalén, ciudad que se esperaba reconquistar algún día.

Cada 15 de febrero se conmemora la muerte, en 1382, de este poderoso prelado, influyente ante el rey, muy activo, instruido y de refinados gustos.

Según la doctrina más usual, el bello muro mudéjar de la fachada norte de la Seo, cierre de la parroquieta, es obra suya, no islámica. Y si famoso es el espléndido sepulcro borgoñón del prelado, el haber concebido esta réplica del Templo de Jerusalén merecería igual fama, aunque, por ser una figuración intelectual, no sea tan perceptible para los sentidos. Si tiene ocasión, compruébelo.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Guillermo Fatás)

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