Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

¿Sólo nos mueve el dinero?

Varios panes en la panadería La Magdalena de Zaragoza.
Varios panes en la panadería La Magdalena de Zaragoza.
Oliver Duch

Adam Smith dejó escrito que no es de la benevolencia del agricultor o del panadero de donde obtenemos cada día nuestra cena, sino porque ellos persiguen satisfacer sus propios intereses vendiendo sus productos en el mercado. Según el padre del capitalismo, la sociedad se beneficia del hecho de que los individuos busquemos nuestro beneficio particular. Entonces, ¿sólo nos mueve el dinero?

Cuando abrieron los primeros supermercados, los clientes podían coger los carritos sin ninguna traba. Al terminar de hacer la compra, la mayoría los abandonaba en cualquier sitio, incluso en el parquin. Los directivos de las cadenas idearon entonces un sistema de monedas a modo de alquiler. De esta forma, los clientes vuelven a dejar el carrito donde lo han cogido si quieren recuperar su moneda.

Esta experiencia afianza la lógica monetarista de que un buen estímulo económico será capaz de movilizar al ser humano para que ejecute una acción. Sin embargo, algunos estudios demuestran que no siempre es cierto.

En Israel descubrieron que poner una multa a los padres que llegaban tarde a recoger a sus hijos al final del horario escolar acabó incrementando el nivel de incumplimiento. Inicialmente, la mayoría de los progenitores llegaba a tiempo porque eso era ‘lo correcto’; pero, al cambiar las normas, optaron por pagar la multa y así se evitaban las prisas para llegar al colegio a la hora en punto.

Es decir, que los incentivos económicos no son siempre un sustituto de los principios morales. De hecho, Adam Smith cenaba gracias también a que su madre, con quien vivió toda la vida, le preparaba cada comida no por egoísmo, sino por amor.

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