Por
  • F. Javier Ramón Solans

¿Se puede recrear una guerra?

Un momento de la recreación de los Sitios de Zaragoza en 2022.
Un momento de la recreación de los Sitios de Zaragoza en 2022.
Toni Galán

Cada primavera un grupo de recreacionistas se reúnen con la mejor intención para representar los Sitios de Zaragoza. Se trata de un acontecimiento que tiene una innegable relevancia turística y cultural para la ciudad. Sin embargo, al ver sus uniformes perfectamente planchados y limpios, las festivas ráfagas de pólvora y los aplaudidos cañonazos, no deja de rondarme la pregunta: ¿Se puede recrear una guerra?

Así narraba un militar francés, Jacques Belmas, el horror que causaba ver Zaragoza en 1809: «Se respiraba un aire infecto que sofocaba. El fuego que todavía consumía numerosos edificios cubría la atmósfera con un espeso humo. Los barrios donde los ataques habían sido conducidos no ofrecían más que montones de ruinas mezcladas con cadáveres y miembros esparcidos. […] En este lugar de sufrimiento, no se oía más que los gritos arrancados por el hambre, el dolor y la desesperanza».

Se puede recrear con cierta precisión los detalles de uniformes y tácticas, pero ¿se pueden representar los Sitios sin barro, sangre y orín, sin hambre, tifus, mutilaciones y heladas, sin olor a putrefacción, lamentos de familias rotas o el ruido de escombros que se desmoronan? ¿No es despojar a la guerra de todo aquello que la hace terrible? ¿No es convertirla en algo folclórico, aséptico y festivo, banalizando el dolor que genera? ¿No debería parecerse visualmente más a aquellos desastres que magistralmente plasmó Goya que a los soldados de plomo que coleccionaba cuando era pequeño?

F. Javier Ramón Solans es profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza

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