Contra la amnistía

Con la concentración de ayer en Madrid, convocada por el PP, en la que participaron varias decenas de miles de personas, vuelve a ponerse de manifiesto el profundo malestar que provoca la ley de amnistía impulsada por Pedro Sánchez para ‘pagar’ el apoyo de los separatistas a su Gobierno. Con esta ley, y en general con sus pactos con Puigdemont, el presidente lleva al límite las costuras de las instituciones constitucionales, y es inevitable por ello que su tramitación y aprobación suponga un fuerte desgaste para el Partido Socialista.

Con toda probabilidad, la proposición de ley que pretende dejar impunes todos los delitos cometidos por los responsables y participantes en la intentona separatista de 2017 será aprobada mañana en el Congreso de los Diputados. Pero el PP está decidido a mantener la presión en contra, sabiendo que una gran parte de los españoles desaprueba esa amnistía y siente ante ella una profunda indignación. El rechazo en la calle volvió a visualizarse ayer en la cuarta manifestación convocada en los últimos meses, a la que se sumaron decenas de miles de personas y que contó con la presencia de los presidentes autonómicos populares, incluyendo el aragonés Jorge Azcón. La protesta de la oposición hace hincapié en que los pactos de Sánchez con Puigdemont atentan contra el principio de igualdad entre los españoles y entre los territorios recogido en la Constitución, lo que convierte en inaceptables unas cesiones a los separatistas que solo tienen como objetivo mantener el poder. Tras su aprobación en el Congreso, la ley pasará a tramitarse en el Senado, donde el PP, que cuenta con mayoría absoluta, procurará sin duda retrasarla, vetarla y acentuar el precio que el Gobierno tenga que pagar en forma de desgaste, aunque la aprobación final volverá a depender del Congreso, donde los partidarios de la amnistía cuentan con una ajustada mayoría.