Medio siglo

El 12 de febrero de 1974 HERALDO informaba de la presentación del proyecto del trasvase del Ebro a Barcelona.
El 12 de febrero de 1974 HERALDO informaba de la presentación del proyecto del trasvase del Ebro a Barcelona.
HERALDO

Nuestra compañera de Huesca María José Villanueva escribía, el pasado día 16, que «el fantasma del trasvase planea eternamente sobre las aguas del Ebro y se han frustrado muchos intentos». Es bien cierto. Tanto que, precisamente ahora, cuando el espectro trasvasista ha echado nuevamente a andar, se van a cumplir cincuenta años de la que fue la más descomunal intentona de sacar aguas de la cuenca del Ebro para abastecer a regiones más prósperas. Fue el 11 de febrero de 1974 cuando, en los salones del Gobierno civil de Barcelona, se presentó a la prensa el proyecto oficial del ‘Acueducto Ebro-Pirineo oriental’, que preveía una inversión de 15.000 millones de pesetas, fabulosa para entonces, al objeto de trasvasar más de 1.400 hectómetros cúbicos de agua cada año, nada menos, desde el Ebro a las áreas industriales y densamente pobladas de Barcelona y Tarragona. Informando de aquel acto estuvo HERALDO, en la persona del periodista Ricardo Vázquez-Prada, que seguiría después el tema con numerosas indagaciones. Y allí estaban, por supuesto, altas autoridades, empezando por el ministro de Obras Públicas de la época, Antonio Valdés, y pasando por el conspicuo Juan Antonio Samaranch, presidente de la Diputación de Barcelona. Aseguraban los mandamases que solo se tomarían aguas ‘sobrantes’ y que ningún perjuicio supondría el trasvase para Aragón, una musiqueta que desde entonces siempre ha acompañado al trasvasismo. Pero los aragoneses no picaron, se movilizaron, dentro de los cauces que permitía el régimen de Franco, y pararon el proyecto. Medio siglo después, el fantasma del trasvase sigue vivo. La resistencia de los aragoneses, me parece que también.

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