Ver pasar el Ebro

El río Ebro a su paso por Zaragoza y vista de la Basílica del Pilar.
El río Ebro a su paso por Zaragoza y vista de la Basílica del Pilar.
Oliver Duch

El cambio climático es evidente y el agua va a ser (ya es) un bien escaso por el que se luchará para que sea repartido. Se enfrentarán las necesidades de Comunidades con poca población y un uso extensivo del agua para regadíos (como Aragón) y las de otras Comunidades muy pobladas y con un sector turístico boyante y muy exigente. 

La confrontación entre el modelo rural y el modelo urbano. Y la nueva ofensiva de peticiones de trasvase del Ebro vuelve a poner en evidencia la realidad y el problema endémico que sufre Aragón. Mientras se han invertido ingentes fondos en el Corredor del Mediterráneo, mejora de carreteras, ferrocarriles e infraestructuras múltiples de Comunidades que están directamente negociando con el Gobierno central las políticas que afectan a todo el país porque han puesto a la venta sus votos para mantenerlo en el poder, en Aragón se han desatendido sistemáticamente sus necesidades y no se han cumplido, legislatura tras legislatura, las obras de almacenamiento de agua pendientes de ejecutar recogidas en el Pacto del Agua de 1992. Las inversiones que precisa Aragón, con muchos territorios esperando aumentar hectáreas de regadío, siguen injusta o deliberadamente olvidadas, y ahora nos vamos a ver en la tesitura de tener que compartir un bien escaso. 

Va a pedirse a Aragón que sea solidario cuando llevamos olvidados hace más de 30 años en las inversiones hídricas y en los planes nacionales de infraestructuras. Una parte del agua del Pirineo se va a regadíos de los Monegros y la otra a Cataluña, y ni se ha hecho la obra que podría traerla a Zaragoza, donde acusamos los consiguientes perjuicios. Ahora se pide agua para abastecer el Priorato sin tener en cuenta las miles de hectáreas de secano de Aragón que siguen pendientes de ser convertidas en regadío. Nunca se ha abandonado la intención de consumar un trasvase del Ebro, y en esta ocasión el riesgo es más claro que nunca porque los intereses y las peticiones de Cataluña están marcando las decisiones de un Gobierno dependiente. Ante una necesidad tan evidente, ¿no debería recogerse ya en el próximo Presupuesto General del Estado la dotación suficiente para terminar todas las inversiones históricas que tenemos pendientes desde hace tantos años?

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Magdalena Lasala)

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