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Cartas al director de HERALDO: Choque de trenes en la alta magistratura

Cándido Conde-Pumpido.
Cándido Conde-Pumpido.
Chema Moya/EFE

Choque de trenes en la alta magistratura

Hace poco más de un año, se produjo, en virtud del turnismo impuesto por el fáctico bipartidismo, y al modo de la Restauración, la llegada de la mayoría progresista al Tribunal Constitucional. 

En tiempo récord, con inusitado frenesí, han dado respuesta a temas que permanecían en el olvido de los magistrados anteriores, temas peliagudos, como el aborto, la eutanasia, la educación o el gobierno de los jueces. Pero además, con ese mismo sesgo, han dado respuesta recientemente a otras cuestiones que han supuesto un nuevo eslabón de la cadena de choque de trenes entre nuestro más alto tribunal jurisdiccional y el tribunal de garantías. Pese a que la Constitución es clara al respecto –el Tribunal Supremo, con jurisdicción en toda España, es el órgano jurisdiccional superior en todos los órdenes, salvo lo dispuesto en materia de garantías constitucionales–, el Supremo ha sufrido dos fuertes varapalos que dejan a los exégetas del derecho en la más absoluta perplejidad; no solo por la anulación de la pena accesoria de inhabilitación impuesta al exdiputado Alberto Rodríguez, sino porque el Constitucional ha vuelto a imponerse en un choque frontal de criterios. Sorprendentemente (o no tanto), esta vez el Constitucional anula una decisión que el Supremo adoptó por unanimidad de los 16 magistrados de su Sala de lo Penal en 2020, con relación a estimar el recurso de amparo planteado por Arnaldo Otegi y no repetir un juicio contra él. Cabría pensar que el Constitucional ha alterado el equilibrio entre los órganos constitucionales autoconcediéndose un poder, el de interpretar la legalidad ordinaria, que la Constitución no le otorga. El conflicto institucional planteado es muy grave (como en otras ocasiones) y contribuye, sin duda alguna, al desprestigio de uno de los poderes nucleares del Estado democrático.

Diego-León Guallart Ardanuy. ZARAGOZA

¿Existe el 32?

Mucho nos insisten en los beneficios del uso del transporte público. Algunos lo usamos por comodidad, que conduzca otro; otros, por ahorrarnos nervios a la hora de aparcar, y una minoría, convencida de que es mejor para el medio ambiente. Cualquiera de estos motivos es válido. Sin embargo, si la otra parte no pone ganas es difícil llegar a un entendimiento. Como usuaria diaria de la línea 32 estoy ya a punto de perder la paciencia, la poca que me queda. Una línea que supuestamente tiene 9 minutos de frecuencia. No sé cuándo se cumple, la verdad. Hoy, 20 minutos de espera y cuando llega, hasta la bandera, suerte si abre puertas. Y a lo mejor el siguiente te pasa con dos minutos de diferencia. ¿Alguien puede poner orden en esta línea? Lleva muchísimo tiempo funcionando mal y es muy necesaria, ya en el principio de línea en Santa Isabel se sube muchísima gente, sobre todo estudiantes y pacientes que van al Grande Covián. Parece que los usuarios de esta línea seamos de tercera o de cuarta y creo que pagamos el mismo precio por el transporte público que los usuarios de otras líneas.

Yolanda Glaría Toledano. ZARAGOZA

Perplejidad ciudadana

En esta España de nuestros pecados están pasando cosas que nos llevan a dudar de si lo que vemos es real o es un sueño. ¿Cómo puede ser que los debates en el centro máximo de nuestra democracia no los comprendamos porque se usa una lengua ajena a la entidad a la que representan? ¿Por qué se me trata como ajeno a lo que allí se debate y afecta posteriormente? ¿No debería ser un lugar preferente de educación ciudadana, formación democrática, selección de criterio y aprendizaje de términos sublimes como los que llenan la boca nuestros políticos? Visto lo visto, no es de extrañar que ocupemos el puesto que nos adjudica el informe PISA. Otros hechos parecen confirmar este espantajo. Vemos que un fiscal hace de abogado defensor para un acusado de agresión a policías frente a su insistente juez instructor. Sorprende que la unanimidad de criterios en los letrados de las Cortes, asesores libres de disciplina, sea superada por el letrado mayor, cuya elección debe agradecer a los diputados a los que supervisa. El remate es la famosa amnistía que conceden los amigos de los que han sido declarados culpables, arengada por una verborreica parlamentaria que se permite insultar a personas a las que, como mínimo, se debe un respeto por el hecho de ser personas. Visto lo visto, ahora que es tiempo de rebajas, pienso que a los ciudadanos de a pie nos podrían repartir un pequeño vale de amnistías. Por ejemplo: un pimpampum con merengue a un parlamentario escogido, cuatro saltos de un semáforo en rojo o un cupo de dinero negro a invertir en la playa o en la nieve ahora que la cosa se anima. Este tipo de justicia lo justificaría.

Francisco Alós Barduzal. ZARAGOZA

Sol de otoño en la mirada

Apoyados en la baranda del puente de los Ángeles, o puente de Alejandro III, contemplábamos la puesta del sol otoñal sobre el Sena. La luz allí solía ser ámbar a esa hora, pero aquel día se reflejaba gris sobre el agua, como si el agua se hubiese tragado la luz. Es posible que estuviese mirando el pasado sin ver el presente. Alcé los ojos de nuevo y miré en las pupilas de María, allí se reflejaba el auténtico sol de un principio de otoño único y maravilloso, con destellos ámbar y verde. En la niña de sus ojos pude ver mi propia mirada como en un espejo acrisolado por el tiempo, rodeado de una fascinante pradera que aún conserva algunas amapolas; mirándome me vi feliz. No hay fascinación comparable en ningún otro paisaje. Ya sé que no podemos volver a ese pasado que guardamos en el cajón del alma, y sé también que el pasado se selecciona intencionadamente en la estantería de los recuerdos. Sin embargo, estoy convencido de que me quedarán mejores recuerdos de la posguerra que de este nefasto presente. Creo que va a ser difícil seleccionar los recuerdos de este tiempo sin luz ni esperanza. Y siento la necesidad de dar algo a los demás, algo de esa luz y esperanza, pero… eso apenas se ve ni se mira: "Toda dádiva buena y todo don perfecto es de arriba, porque desciende del Padre de las luces celestes, y con él no hay la variación del giro de la sombra" (Santiago 1:17). Quisiera que eso llegara también al paisaje urbano del ocaso permanente, no ámbar, sino el gris de las sombras que están apagando el sol de la justicia, de la verdad, del civismo y del amor. Las miradas fijas en el suelo o en el móvil, miradas sin brillo, criaturas tristes que no han conocido la verdadera felicidad, que no la conciben y por eso la buscan en las turbias aguas de la diversión degradada. Yo ya no puedo digerir tanta violencia, tanto desprecio por la vida, tanto desinterés por el bien común, y tanta mierda de perro, al que algunos creen ver en sus ojos el ideal de un otoño único y maravilloso, pero… hay que buscar más arriba.

José Luis Sancho Sánchez. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

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