Servicio público

El nombramiento del diplomático aragonés Camilo Villarino, de 59 años, como jefe de la Casa del Rey para sustituir a Jaime Alfonsín, un hombre de confianza de Felipe VI que llevaba casi 30 años al frente, tiene muchas lecturas, pero lo más destacable es que Villarino es un gran defensor del servicio público. 

Eso me dijo ayer el profesor de Derecho Internacional en la Universidad de Zaragoza Esteban Peralta, quien lo conoció en los años ochenta en la Facultad como el ‘alumno predilecto’, según le decía el profesor Ignacio Quintana, de Mercantil. Tres décadas y media después, aquel empollón, que sacó 24 matrículas de las 25 asignaturas, sigue trabajando siempre con "un sentido público que es loable, necesario y, lamentablemente, no tan frecuente", defiende el profesor Peralta, quien estuvo destinado en la Corte Penal de La Haya y regresó a Zaragoza.

Este valor del diplomático aragonés le llevó a ser uno de los pocos que puede contar en su dilatado historial (empezó en la carrera diplomática en 1989) que resistió en el cargo de jefe de gabinete del ministro de Asuntos Exteriores del PP Alfonso Dastis y se mantuvo después en los gobiernos del PSOE, con Josep Borrell y Arancha González Laya.

Por eso ayer, cuando pedimos una opinión respecto del nombramiento de Camilo Villarino por el rey don Felipe a la oficina del Alto Representante de la UE, Josep Borrell, que lo nombró como jefe de su gabinete en octubre de 2022, nos llegó su "más sincera enhorabuena". "Se trata de un puesto de gran prestigio y un reflejo de los logros profesionales del señor Villarino. El Alto Representante y Vicepresidente anunciará su remplazo a su debido tiempo", recalcó el portavoz de la UE.

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