Por
  • Eva Pérez Sorribes

Despropósitos

Librerías de Zaragoza y el aumento de interés por sus libros
Librería Antígona de Zaragoza
Guillermo Mestre

Enero es el mes de los propósitos, pero la actualidad obliga a ponerle prefijo. Mientras la mayoría de los ciudadanos se afanan en perder peso, viajar más y aprender un idioma (casi todo loable aunque no siempre plausible), en la política los afanes de supervivencia de unos y de poder de otros, abren el año sin que vislumbremos ningún deseo de mejora por su parte. Tampoco lo hace el mundo, que sigue enfrascado en guerras y conflictos cuando no en desastres naturales o atascos globales como el del Canal de Suez. Está claro que cambiar de calendario no siempre es sinónimo de progreso, aunque el tiempo no renuncie a avanzar. Frente a tal agitación, casi nada sirve de tranquilizante, sino lo contrario. Ahora, que haya temporales en enero (aun venidos a menos) y virus de la gripe pululando se convierte en noticia de portada. Por todo, más que propósitos necesitamos refugios. No-lugares, barrera imaginaria, desde donde poder pensar y sentir sin que el corazón ni el cerebro se disparen ante la magnitud de tanta preocupación sin posible ocupación. «Aunque sea un libro», pidió la alcaldesa de Zaragoza el día de Reyes en un vídeo que fue tan viral como afiladamente interpretado. Aunque sea un libro, aunque sea una buena historia en la pantalla o en un escenario, aunque sea el paisaje de un cuadro bien colgado, aunque sea un concierto o un reportaje interesante. Mejor que cualquier propósito y frente a todos los despropósitos, también podemos disfrutar y apreciar el talento que nos rodea. Igual hacer menos y vivir más y sobre todo mejor. Refugios nos quedan, aunque empiecen por aunque.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión