La deslucida lideresa de la izquierda

Yolanda Díaz.
Yolanda Díaz.
Salvador Sas / Efe

El prestigio de Yolanda Díaz como lideresa de la izquierda izquierda ha quedado esta semana notablemente deslucido después de que los votos de Podemos echaran abajo en el Congreso el decreto favorito de la vicepresidenta. Claro que nunca había brillado demasiado. La operación Díaz tenía desde que se puso en marcha un cierto aire artificial. Eso de poner la cara del cartel electoral antes de tener ni siquiera el nombre del partido, no digamos la organización, no parece que fuera lo más lógico. Ni lo más democrático. En teoría Yolanda Díaz era la gran esperanza para unir en a todas las fuerzas situadas a la izquierda del PSOE, pero en realidad uno de los objetivos clave de Sumar desde el primer momento era restar: se trataba de excluir a Podemos. Los podemitas entraron con calzador en una coalición electoral diseñada para arrinconarlos y apartarlos del poder. El resultado de Díaz en las elecciones fue cualquier cosa menos glorioso, la izquierda izquierda perdió votos, porcentaje y escaños. Ahora Podemos, que se resiste a la aniquilación, se subleva y ha demostrado que está dispuesto a usar sus escaños para complicarle la vida al Gobierno. Claro que la revuelta de Podemos tiene poca épica. A cada momento dan la impresión de que lo que de verdad les importa es conseguirle a Irene Montero un cargo bien remunerado. Se ha quedado sin ministerio, pero el escaño en el Parlamento Europeo sería ideal. Ya sabemos que en política el interés personal prima muchas veces sobre el general. Pero en otros tiempos se consideraba buena idea disimularlo. Ahora no hace falta.

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