El Ministerio de Trabajo y los sindicatos han acordado subir el salario mínimo interprofesional (SMI) un 5%, hasta los 1.134 euros brutos por 14 pagas. La propuesta del Ministerio era subirlo un 4%, un incremento a medio camino entre las posiciones iniciales de ambos lados de la mesa (el 3% de la patronal y el 5% de los sindicatos) con el que esperaban llegar a un pacto. Sin embargo, Trabajo lanzó una amenaza directa a la CEOE antes de la última reunión, celebrada el pasado lunes: si no firmaban la subida, negociarían con los sindicatos una superior, y así ha sido. La vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha cumplido con su advertencia, pero, a cambio, ha dilapidado buena parte de su reputación negociadora que se ganó en la pasada legislatura, tras lograr poner de acuerdo a los agentes sociales en varios acuerdos que fueron muy valiosos para superar la pandemia también en la esfera laboral. El consenso entre el Gobierno y los representantes de las partes sociales es un bien muy preciado para cualquier democracia.

No ha habido sorpresas. «Vamos a subir mucho el salario mínimo», dijo Yolanda Díaz tras su derrota parlamentaria del pasado miércoles con la no convalidación del decreto del subsidio por desempleo. Y, efectivamente, así ha sido. Con rapidez, el Ministerio de Trabajo ha acordado con CC. OO. y UGT revalorizar el salario mínimo interprofesional para 2024 un 5%. Es exactamente lo que pedían los sindicatos, con los que la ministra se hará la primera foto del diálogo social de la legislatura. La patronal se ha quedado fuera y denuncia la «arbitrariedad» del Ejecutivo en la negociación. El Gobierno falla en su obligación de buscar el acuerdo entre todos los agentes sociales. Aunque exija mucho tiempo y esfuerzo, el valor del consenso es muy superior al de los beneficios marginales de una u otra posición.