Por
  • Javier Sebastián

Los deberes

Los deberes
Los deberes
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Leo en ‘Lecciones’, la última novela de Ian McEwan, que para Seamus Heaney el deber del escritor es sentarse a la mesa. ¿Y el de un periodista? Supongo que levantarse de la mesa. Uno sentado y el otro de pie, ambos hacen lo mismo: contar algo. 

Uno usa la ficción (aunque no solo), el otro la realidad (aunque tampoco eso es siempre así). ¿Cuál es el deber de un médico? Curar enfermos. O dejarlos morir, según sea el caso, sin añadir más sufrimiento. Es lo que dice el cirujano Henry Marsh en ‘Ante todo no hagas daño’.

Muy bien, hasta aquí, pocas dudas en cuanto a las obligaciones de cada cual para este año que empieza. Pero... ¿y las de un político? Quizás sea buscar el bien común, el de los ciudadanos que le votaron y el de los que no, empeño este último más comprometido. ¿Y el deber del votante? ¿Será criticarlo todo? ¿Pero todo? En este punto sí que me entran dudas, porque, según el biógrafo Andrew Roberts, Churchill recordó una vez en el Parlamento que "en la China imperial era costumbre que cualquier ciudadano pudiera criticar al gobierno con toda libertad, a condición de que luego tuviera el detalle de suicidarse". Puede que eso sea ir demasiado lejos. Imaginen un mundo sin escritores sentados a sus mesas, sin periodistas en la calle, sin médicos con sus bisturíes... sin políticos. Ni hablar, prefiero un mundo imperfecto en el que cada cual cumpla con su deber aunque solo sea a medias. Ya estamos acostumbrados. Casi resulta entrañable.

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