Redactor jefe de Aragón en HERALDO DE ARAGÓN

Regalo de Reyes

Acceso al centro de salud del barrio de Jesús, en Zaragoza, esta semana.
Acceso al centro de salud del barrio de Jesús, en Zaragoza, esta semana.
Francisco Jiménez

Superados estos Reyes de roscón y mascarilla, Aragón se asoma a 2024 con la incertidumbre de si verá solución a sus problemas de 2023: la calidad de la educación, con un informe PISA que nos pone ante el espejo de la merma de la calidad de la enseñanza; la evolución del sector industrial y la llegada de la fábrica de baterías; la falta de infraestructuras; la financiación autonómica; la despoblación: la atención a los mayores o la precariedad de los jóvenes. 

Pero, por no abarcar demasiado, este inicio de año vuelve a poner en evidencia las frágiles costuras del sistema sanitario aragonés, desde la atención primaria hasta la especializada, con unas urgencias hasta los topes por la epidemia de gripe y covid. Parece una condena que se repite todas las Navidades y que la clase médica y, sobre todo, los pacientes asumen con resignación indignada a la espera de que llegue en algún momento la solución.

Si bien es cierto que aumenta el presupuesto de Sanidad y se han convocado oposiciones para más de un millar de sanitarios, el contribuyente aspira a que las medidas deriven en soluciones. Hoy, en algunos de centros de salud hay que esperar más de dos semanas para que te atienda el médico. El problema, que viene de lejos y tiene una naturaleza estructural, quizá no se pueda resolver en los cuatro meses de gestión del actual Gobierno de Aragón. Pero el presidente Azcón hizo de la sanidad uno de sus caballos de batalla electoral y más pronto que tarde tendrá que ofrecer resultados. Ese sí sería un buen regalo de Reyes.

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