Por
  • Carlos Ferrer Benimeli

Hambre, en el léxico deportivo

En el mundo del deporte se abusa del uso metafórico del término 'hambre'.
En el mundo del deporte se abusa del uso metafórico del término 'hambre'.
Álvaro Sánchez / HERALDO

En un artículo anterior comenté la utilización del verbo ‘crecer’ en el léxico ‘valdanista’ del fútbol. 

Hoy me voy a ocupar de otro vocablo también muy usado en esa misma jerga y, para mí, de dudoso gusto: ‘hambre’. Creo que la palabra ‘hambre’ debería utilizarse con sumo cuidado dado su feo significado: «Escasez de alimentos básicos, que causa carestía y miseria generalizada». Cada hora que pasa mueren de hambre en el mundo unas mil personas, la mayoría niños. Así que utilizar ‘hambre’ como «apetito o deseo ardiente de algo», me parece una manera poco elegante y zafia de expresar un deseo, aunque así lo reconozca el DRAE. Y menos en el ámbito deportivo.

Pues bien, muchos jugadores, equipos y directivos de clubes no se conforman con tener una ‘sana ambición’, ‘aspiración’ o ‘afán’ por ganar, por lograr triunfos, lo cual no solo sería lícito sino también deseable. Lo que tienen ahora es algo más grandilocuente y agresivo: ‘hambre’. Es como si muchos deportistas hubiesen quedado cautivados por esta tosca frase de la película ‘El Rey Arturo’: «Tengo tanta hambre que mi culo va mordiendo la hierba». Dispongo de muchos ejemplos sacados de la prensa sobre la ‘hambruna’ generalizada que se sufre en el mundo del deporte.

En el futbol. Un exportero de la selección española, opinando de un compañero, también portero: «De Gea venía con mucho (sic) hambre, con muchas ganas». El director deportivo de un equipo, refiriéndose a un entrenador recién fichado: «Está preparado, tiene hambre y sabe jugar con alternativas». Unos días más tarde, el presidente del mismo club comenta lo siguiente del nuevo entrenador: «Por nuestra parte, esperamos que aporte al proyecto deportivo el hambre y la ambición que tuvo como futbolista de primer nivel». A los 81 días parece que no «aportó hambre al proyecto deportivo» y al club no le quedó más ‘alternativa’ que despedirlo (no sé si a estas alturas habrá saciado ya su ‘hambre’ en algún otro equipo). Pero con estas cosas del lenguaje todo termina por interconectarse y, así, véase esta declaración de un jugador colombiano que jugó hace poco en el Zaragoza y que tienen relación con el ‘hambre’… de su hijo: «Cuando me quitan la pelota es como si le quitaran el pan a mi hijo». Una conocida y televisiva señora hubiera terminado la frase con «y yo por mi hijo, mato». Se empieza por el ‘hambre’ y no se sabe cómo se termina.

En el baloncesto. Sobre un pivot y un alero de un equipo, un titular dice: «Añaden hambre y espíritu al equipo». Un base de otro equipo dice: «El equipo tiene hambre» (así, a secas). Un entrenador: «En el club hay hambre por devolver al equipo a sus mejores años».

En otros deportes. El director deportivo de un equipo de Fórmula 1, refiriéndose a un piloto español ya madurito: «Tiene el hambre de un piloto joven». El entrenador de una atleta: «Está lista, con hambre, que es lo importante». Y volvemos a encontrar interconexiones: una tenista española, después de ganar un partido, declara: «He salido a morder» (supongo que con mucha ‘hambre’).

Los toreros dicen que «el hambre da más ‘cornás’». Pero ya Virgilio, en la Eneida, advertía que «el hambre es mala consejera», algo vigente 2000 años después. Parecería pues ‘aconsejable’ que los deportistas se dejasen de ‘hambre’ y volviesen al sano y simple ‘afán’ por ganar competiciones.

Pero, como suele ocurrir, cuando una memez triunfa en un ámbito enseguida encuentra acomodo en otros. Un titular sobre la reactivación de la construcción en 2021: «El ladrillo vuelve a tener hambre». En una entrevista a una investigadora en Bioquímica y Biología Molecular, y ante un congreso científico presencial tras un tiempo de congresos ‘on line’ por la covid-19, el periodista pregunta: «¿Hay hambre de presencialidad?» (la científica, por supuesto, no menciona el ‘hambre’ en su respuesta). Y el ‘hambre’ también llegó a la política: el recién elegido presidente de un partido político en 2022 declara: «Los ciudadanos tienen hambre de cambio político». Y así. Uno de los programas de la FAO se titula ‘Hambre Cero’. Pues a ello.

Carlos Ferrer Benimeli es profesor jubilado de la Universidad de Zaragoza. Este artículo es un extracto de su libro ‘Topicazos, Gracietas y Cursiladas. Las gilipolleces nos invaden’ (Amazon)

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