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Los aragoneses y el conflicto catalán

El presidente de la Generalitat de Cataluña Pere Aragonès.
El presidente de la Generalitat de Cataluña Pere Aragonès.
Lorena Sopéna / Europa Press

Se dice en Cataluña que su comunidad está en conflicto con España: quizá sería más propio decir con el resto de España, por lo menos de momento. Para estar en conflicto tiene que haber una parte contraria con la que enfrentarse. En lo referente a Aragón, lo estamos en algunos aspectos, léase los bienes religiosos, pero en lo que se refiere a los ciudadanos mi impresión es que no lo hay. Hay lo que podemos llamar roces, pero, por ejemplo, el hecho de ser catalán a ningún aragonés le parece un desdoro, porque nuestro talante va por otros derroteros. Somos gente abierta, acogedora, lugar de paso, colindante con las zonas más habitadas de España, donde a nadie se selecciona por su procedencia. Amantes de los espacios de convivencia, es la calle un punto de encuentro y amistad que hace interminable la vuelta a casa por la cantidad de capazos que se cogen. También facilitamos el trabajo de otras comunidades mediante los ‘puertos secos’, prolongación de los acuáticos catalanes y vascos. Contribuimos a la economía ajena de manera espléndida: Salou, Cambrils son en verano más aragonesas que catalanas. Por todas estas razones y más, podemos decir que no estamos en conflicto con Cataluña, sino todo lo contrario. No nos podemos quejar de su pueblo llano, pero en el aspecto político la cuestión es diferente. Sus responsables han entrado en la radicalidad, jugando con los sentimientos y han sacralizado conceptos tan ambiguos como los patrióticos, convirtiéndose en sacerdotes de una rancia religión, el nacionalismo, que no razona, sino que impone y separa. Es una vuelta a un todo por la patria que tanta sangre ha producido a lo largo de la historia. Es la pasión frente a la razón. Un falaz deslenguado los ha convertido en imprescindibles para su supervivencia. Difícil situación. ¡Sobrevivamos!

Francisco Alós Barduzal ZARAGOZA

Cruce de ciclistas

Hace unos días presencié un incidente entre dos ciclistas en el cruce de los carriles bici de Fernando el Católico con Goya. Uno venía desde la avenida de Goya. El otro iba por Fernando el Católico hacia la plaza de Paraíso, el semáforo lo tenía en rojo, pero él sin mirar intentó cruzar y el otro ciclista lo embistió. Si ellos mismos, los ciclistas, no se respetan su turno de paso, tampoco lo hacen con los peatones. No me refiero a todos los ciclistas, pero sí a la mayoría, que circulan a sus anchas por espacios donde los peatones tienen preferencia. La alcaldesa de Zaragoza y el jefe de la Policía Local deberían explicarnos por qué no hacen cumplir la ordenanza para los vehículos de movilidad personal. ¿Por qué se permite circular sin casco, sin un seguro y sin una formación elemental de las normas de circulación? ¿Acaso no saben lo que es un semáforo en rojo, un paso de cebra o un ceda el paso? Claro que lo saben, pero les da lo mismo. A mí como peatón y usuario de coche no me da lo mismo, porque para circular por las calles tengo que tener un permiso, un examen y unas revisiones periódicas de mis condiciones físicas y psíquicas, y sobre todo saber que tengo que respetar las normas sí o sí. Estimadas autoridades, pongan coto a esto porque si no esta problemática se agudizará. Por último, les imploro que en las paradas de los tranvías pongan unos peraltes, bolardos, cartel o rótulo en la calzada para indicar que el patín o la bicicleta entra en una zona de prioridad peatonal, porque la anarquía en esos espacios nos llevará a más de una desgracia. Y a las empresas de recados o servicios de comida rápida que usan bicicletas o patines, que impongan taxativamente el respeto a las normas de circulación.

Antonio Maestro Magaz

ZARAGOZA

Los he visto y tienen alas

El otro día perdí el conocimiento, caí a plomo, me hice una herida en la cabeza y con mi sangre pinté el terrazo del pasillo. Acudimos a urgencias. Tenemos unos profesionales magníficos, no me extraña que se los rifen por ahí fuera. Me curaron con unas grapas, como vistosos adornos navideños. Al tener una pequeña hemorragia intracraneal, acabé en una sala de observación con otras dieciocho personas. Era de noche, el personal, la mayoría mujeres, se afanaba en atender a los pacientes. Como abejas obreras volaban de cama en cama, de flor en flor y de algún cardo a otro. Llevaban consuelo, agua, suero, sonrisas, palabras amables y volvían con desechos manchados. Entre todo aquel laboreo se percibía la presencia invisible de alguien con bata negra que, con una guadaña negra grabada a fuego en el bolsillo, esperaba a algún durmiente que desconocía que su sueño de aquella noche era para no despertar. Tal vez alguien me dirá: es que tú tienes suerte y te encuentras esa gente maravillosa, yo le contestaré: no, es que yo intento ver lo positivo en cada persona. Cuando un TAC negativo me dio el alta, vi por el suelo algunas plumas pisoteadas, claro vestigio de la dura lucha que constantemente mantienen aquellos ángeles con la enfermedad. Sé que, en un vano intento por olvidar el sufrimiento que sin querer se llevan de su trabajo, volarán a su colmena para regresar, a las pocas horas, con sus alas renovadas y sus sonrisas angelicales, a luchar con los males del cuerpo y las penas del alma, en aquel cielo-infierno donde, por su vocación, se dejan la vida.

Luis Arrufat Jarque

Zaragoza

Un deseo para 2024

A los ciudadanos nos gustaría que todo se solucionara en armonía y sin crispaciones. Yo particularmente a los Reyes les pediría que el poder judicial actúe como debe ser, un servicio a la ciudadanía sin ataduras políticas. ¿Qué coste millonario estamos pagando a quienes componen el Consejo General del Poder Judicial, que están caducados y están entorpeciendo el funcionamiento de este país y dando una imagen de estancamiento? A muchos de ellos el gobierno les tendría que dar el finiquito, unos por su edad, otros por su incompetencia y otros por sus desastrosa ideas políticas. Y tenemos una oposición retrógrada, sin escrúpulos y con una cultura de la edad de piedra, que lo único que tienen en mente es embarrar todo. Por eso se juntó con la extrema más radical y aprende de ellos y algunos se familiarizan con el descerebrado de la motosierra: en Argentina, con el nuevo dirigente al frente, van encaminados a otra represión como la de Videla con todas las consecuencias. La derecha en España tenía prisa en coger las riendas y se quería asegurar el puesto prometiendo a Vox carta blanca por sus apoyos. No asumirán nunca la moción de censura a Rajoy y que Vox sea rechazado por la mayoría de la Cámara. Con estas y otras actuaciones el PP cogió el tren pero sin frenos y va hacia el precipicio; y Vox tiene la palanca de freno y no la quiere soltar. Según el refrán, la avaricia rompe el saco, y al señor Feijóo el saco se le ha quedado en una mochila escolar y esta le pesa ya mucho porque la lleva llena de piedras envenenadas por Vox.

José Sierra Calvo

ZARAGOZA

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