Por
  • Katia Fach Gómez

‘Hygge’

'Hygge'
'Hygge'
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Que levante la mano el español que no haya comido alguna vez una galleta danesa, esas con un intenso sabor a mantequilla y granitos de azúcar incrustados en su superficie. 

Y dando un paso más, ¿qué español no ha convertido una caja vacía de galletas danesas en un costurero o joyero?, ¿quién no ha almacenado allí su colección de minerales o cromos? Tanto el contenido como el continente de esas cajas redondas de galletas danesas forman parte de nuestra memoria colectiva. Aunque en su momento no fuésemos conscientes, los niños españoles que comíamos galletas danesas en realidad nos estábamos preparando para nuestros futuros viajes Interrail y Erasmus, recibiendo imperceptibles píldoras del europeísmo por vía oral. Esas cajas color azul Klein, con textos en inglés y adornadas con fotos de gráciles bailarinas y de robustos castillos, se habían infiltrado en nuestros hogares para ayudarnos a descubrir el mundo más allá de nuestras fronteras.

Hace unos días me regalaron una caja metálica de galletas traída de Copenhague. En su tapa aparece resaltada la palabra ‘hygge’ y en su frontal hay ejemplos de lo que significa ‘hygge’, una palabra tan inequívocamente danesa que se ha convertido en un signo de identidad de ese país. Bienestar, gozo, intimidad del alma, afabilidad, confort, aprecio por los pequeños placeres de la vida cotidiana… todo esto evoca la palabra ‘hygge’. Las galletas danesas llevan décadas preludiando nuestro futuro. ¡Ojalá que esta Navidad y el año 2024 los vivamos de forma ‘hygge’!

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