Por
  • Pilar Clau

El ego

El ego
El ego
Pixabay

El fotógrafo Rafael Navarro habló del ego cuando recogió este martes el Premio ‘Artes & Letras’ de Fotografía que concede HERALDO. Dijo que él lo tenía encerrado en una jaula y que, al saberse premiado, ¡ay!, el ego había abandonado su prisión y él temía no poder volver a recluirlo. 

No sé si lo conseguirá, pero reconocer el ego, distinguirlo de nuestro ser real, me parece ya una victoria. Justo a eso es a lo que aspiro: a deslindarlo. El ego no sólo surge cuando nos dan un premio, si así fuera, yo no tendría ningún problema con el ego; se muestra ante cualquier información que recibimos, ante cada decisión que vamos a tomar y ante cada acción que queremos emprender. Es un sabelotodo.

El ego tiene sus propios objetivos y los defiende a gritos, por eso lo escuchamos más que a nuestro ser verdadero. Interrumpe, no deja hablar a nadie. El ego es el que se ofende, el que se frustra cada vez que alguien o algo no responde a sus expectativas, el que busca siempre ser recompensado, el que se enoja, el que constantemente emite juicios, el que tiene miedos y preocupaciones. Siempre está a la defensiva, es su forma de sobrevivir. Es soberbio y manipulador. Pero el ego no es real. ¡Nos lo inventamos! ¡Y no sólo el nuestro! También inventamos egos para los demás. El ego vive a base de comparaciones. Nos causa dolor; sin embargo, le somos leales y, con esa lealtad, le damos todo el poder. Ojalá enseñaran en los colegios lo que es el ego y qué pasa si dejamos que nos domine.

No he probado nunca a encerrar mi ego en una jaula, creo que no se dejaría. Me conformo con desenmascararlo. Una vez descubierto, procuro no tener en cuenta sus juicios, no hacer mías sus fantasías, sus preocupaciones ni sus miedos. Intento centrarme en lo que es real y no en lo que me dicen mi ego y otros egos. Sólo así puedo estar en paz, conmigo y con todos. ¿Hay algo mejor que estar en paz? Llegadas estas fechas y hasta bien entrado el año nuevo, expresamos y recibimos deseos de paz. Ojalá nos la deseáramos todo el año.

Espero que Rafael Navarro haya conseguido llevar de nuevo su ego a la jaula. Por cierto, quien le entregó el premio fue José Miguel Marco, jefe de Fotografía de HERALDO. José Miguel es de esas personas que sólo con su presencia infunde una paz inopinada. Cuando lo veo por la calle, sea cual sea mi estado de ánimo, me sosiego.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión